La consulta (ilegal a efectos constitucionales) del 1 de octubre sobre la permanencia de Cataluña en España ha abierto otra vez la caja de pandora sobre las posibles consecuencias de una secesión unilateral tanto para el país como para la región. En un contexto económico favorable para ambos, con unas previsiones de crecimiento por encima […]
Dirigentes Digital
| 04 oct 2017
La consulta (ilegal a efectos constitucionales) del 1 de octubre sobre la permanencia de Cataluña en España ha abierto otra vez la caja de pandora sobre las posibles consecuencias de una secesión unilateral tanto para el país como para la región. En un contexto económico favorable para ambos, con unas previsiones de crecimiento por encima del 3% del Producto Interior Brutoo (PIB) para 2017, los agentes y los mercados podrían estar empezando a descontar los riesgos de un hipotético divorcio. Este fenómeno tiene reflejo en algunos cambios de tendencia ya observados: la inversión extranjera se ha ralentizado durante los primeros seis meses del año (523 millones de euros), logrando apenas un tercio de la media registrada tradicionalmente para el mismo periodo, según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio. En el mismo sentido, la deslocalización de empresas durante la crisis ha tenido efectos negativos sobre un territorio tradicionalmente industrial como el catalán. En concreto, el abaratamiento de costes ofertado en otras plazas de Asia o el Este de Europa ha generado la salida de multinacionales como Panasonic, Bayer o General Electric. Los analistas coinciden en señalar que la inseguridad jurídica y la incertidumbre generada por una eventual salida podría acentuar aún más el daño sobre una región cuyas exportaciones de alto valor añadido dependen en más del 50% de empresas extranjeras. Aquí puedes leer el reportaje completo sobre los efectos económicos de la independencia de Cataluña, correspondiente al número de septiembre de la revista Dirigentes.