No cabe duda de que el comercio electrónico constituye una parte indispensable dentro de los hábitos de consumo, hasta el punto de que, aquellas firmas que no compiten en este canal, quedan fuera de una cuota de mercado que se reparte entre varias firmas. Se trata de un fenómeno que crece a ritmo de dos […]
Dirigentes Digital
| 09 ene 2018
No cabe duda de que el comercio electrónico constituye una parte indispensable dentro de los hábitos de consumo, hasta el punto de que, aquellas firmas que no compiten en este canal, quedan fuera de una cuota de mercado que se reparte entre varias firmas. Se trata de un fenómeno que crece a ritmo de dos dígitos y que en relativamente poco tiempo ha conseguido convencer a la mayoría de consumidores. Inmediatez, comodidad o ahorro de tiempo, son algunas de las ventajas que presenta esta modalidad y que ya seduce a casi un tercio de la población española. Según datos del Observatorio Cetelem, un 27% de los compradores asegura adquirir al menos un producto vía Internet, seis puntos porcentuales más que en 2016. En términos monetarios, la cuantía media gastada en compras online ha experimentado un crecimiento del 38% en los últimos doce meses, hasta situarse en los 1.954 euros frente a los 1.413 euros del año anterior. Unos datos bastante alentadores si se tiene en cuenta que la previsión es que supere con creces los 25.000 millones de euros facturados en 2016, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Aunque su futuro todavía es incierto y converge de la mano de los avances tecnológicos, algunos expertos ya han hecho sus apuestas sobre el rumbo que tomará esta área en 2018. El consejero delegado de Mascoteros, Demis Torres, lo tiene claro: el peso de los marketplaces sigue creciendo. Estas plataformas que permiten a varios vendedores ofrecer sus productos en el mismo portal web con el objetivo de llegar a un público mayor, representan las tiendas de ultramarinos del siglo XXI. Tal es la acogida que está teniendo que en productos como electrodomésticos, dispositivos móviles, automóviles y accesorios para éste, la demanda a través de esta vía es superior a la de la página web de la tienda. Un factor que se ve influido por el hecho de que un porcentaje considerable compara precios antes de tomar cualquier decisión. Es en este contexto donde emerge el concepto de Deep Learning. Si hasta ahora los encargados de elaborar las estrategias comerciales en la red se centraban en diseñar sitios interactivos que fueran capaces de atraer al mayor número posible de usuarios, el desarrollo de la inteligencia artificial (AI) o el big data permitirán crear perfiles más detallados de sus clientes, lo que redundará directamente en una oferta más personalizada de los productos acorde con las preferencias de cada usuario. Aunque las barreras físicas que caracterizan a los establecimientos tradicionales se rompen con Internet, la atención al cliente aún se encuentra sujeta al horario de oficina. Es por ello que la tendencia parece indicar que este personal será sustituido por chatbots o aplicaciones interactivas que cubran dicha carencia. El caso más reciente es Alexa, el asistente virtual de voz creado por Amazon. Precisamente, una de las estrategias que van a marcar este 2018 en materia de comercio electrónico, la flexibilidad en las entregas, ya ha sido implantada por la compañía de Jeff Bezos. Desde el pasado mes de noviembre, los usuarios de esta firma podrán recoger sus pedidos en cualquiera de las 120 taquillas que hay instaladas por todo el territorio español, con el objetivo de facilitar su recogida. Una senda que parece dar pistas sobre el camino que tomará este segmento de cara a los próximos años. Lo que está claro es que en esta nueva fase más madura para el negocio digital, la tecnología, la logística, la multicanalidad y la experiencia del cliente jugarán un papel clave en el asentamiento del comercio electrónico.