Existe un término que surge con la idea de dar un nuevo impulso a la creación de espacios de trabajo: atmósfera. Para que los empleados sean capaces de dar lo mejor de sí en su trabajo, debe existir una atmósfera que les inspire y les conmueva o, al menos, esa es la tendencia que se […]
Dirigentes Digital
| 22 abr 2018
Existe un término que surge con la idea de dar un nuevo impulso a la creación de espacios de trabajo: atmósfera. Para que los empleados sean capaces de dar lo mejor de sí en su trabajo, debe existir una atmósfera que les inspire y les conmueva o, al menos, esa es la tendencia que se está imponiendo en las oficinas, y también lo que opina el arquitecto Thomas Weitershagen. En una entrevista publicada en Job Wizards, el blog de Konica Minolta, incide en la importancia de que un lugar de trabajo sea como un “suelo fértil” donde puedan germinar las ideas. Para el arquitecto, no solo hay que pensar en el espacio físico, sino en la interacción que existe entre el propio espacio, los trabajadores y la relación entre ellos para que se genere una atmósfera. Witershagen reitera que el espacio de trabajo tiene un efecto y es una de las infraestructuras más importantes con las que cuenta una empresa. De hecho, cree que “diseñar una mejor atmósfera de trabajo es una de las inversiones más inteligentes que puede hacer una compañía”. Si hubiera que elegir un material imprescindible a la hora de crear un espacio de trabajo, Weitershagen lo tiene claro: madera. Un entorno en el que un mínimo del 50% esté compuesto por madera tiene efectos positivos en la salud. Además, al tratarse de un material de origen natural compensa un ambiente donde hay cada vez más elementos digitales y mecánicos. En cualquier caso, aunque no tiene presente ningún ejemplo claro de cómo es un espacio perfecto, cree que los “conceptos que promueven la interacción entre una amplia variedad de disciplinas son el futuro”. Un entorno interdisciplinario y enfocado a la cooperación supone un impulso para la innovación. A pesar de que apoya el cambio en las empresas, reconoce que no es lo mismo implementarlo en grandes empresas tradicionales que en pequeños negocios. Mientras que una compañía joven puede pensar de una forma más “radical”, una gran empresa debe transformarse equilibrando “tacto e intuición”. Además, señala la gran importancia que tienen los trabajadores, que deben identificarse con el carácter de la empresa.