Antes de la crisis las estrategias preferidas de los inversores eran la diversificación por tipo de activo (57%), geográfica (53%) o la gestión de la duración (44%). A pesar de que el 62% de los encuestados admitió que no les proporcionaron la protección adecuada frente a las caídas, su uso, de hecho, se ha incrementado, […]
Dirigentes Digital
| 21 jun 2016
Antes de la crisis las estrategias preferidas de los inversores eran la diversificación por tipo de activo (57%), geográfica (53%) o la gestión de la duración (44%). A pesar de que el 62% de los encuestados admitió que no les proporcionaron la protección adecuada frente a las caídas, su uso, de hecho, se ha incrementado, con un 58% de los inversores confiando en la primera, un 56% utilizando segunda y un 54% adoptando la tercera. En este contexto, dos terceras partes de las instituciones están buscando prácticas innovadoras que ayuden a equilibrar el binomio riesgo-rentabilidad, proporcionen una protección mayor frente a las bajadas y sustituyan el enfoque tradicional de la gestión del riesgo. De hecho, un 48% afirma que su empresa estaría dispuesta a pagar más si ello supone acceso a estrategias de gestión del riesgo mejores y un 54% dice que sus compañías han destinado recursos adicionales a mejorar la gestión del riesgo. “Los inversores se encuentran ante un mercado donde la media de los retornos continúa siendo baja y la volatilidad es alta. En este entorno, conseguir los objetivos de inversión requerirá asumir riesgos y aplicar una gestión de las carteras realmente activa, que necesitará ir a la par con una estrategia adecuada para la gestión de dichos peligros”, explica Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors. Así, detalla, nos encontramos ante “el momento de que los gestores de activos innoven y ofrezcan soluciones y productos que ayuden a los clientes a moverse en un entorno de rentabilidades reducidas sin exponerles a niveles de volatilidad inapropiados. Esto puede adoptar distintas formas, pero los próximos meses y años serán definitivamente una prueba de fuego para la creciente oferta de sofisticadas soluciones multi-activos“. Principales preocupaciones de inversión y tendencias de la asignación de activos Hay multitud de riesgos latentes en el mercado, pero unos cuantos ocupan un lugar principal en las cabezas de muchos inversores a la hora de afrontar los mercados en 2016 e intentar cumplir con sus objetivos de rentabilidad. Globalmente, un 42% de los encuestados admite que la volatilidad de los mercados es su mayor preocupación. Si se añaden las bajas rentabilidades (24%) y la inestabilidad en la política monetaria (16%), existen pocas dudas de que los inversores se enfrentan a una carrera con mayores obstáculos que en años pasados. A la luz de lo agitados que han estado los mercados al inicio de este año, un 77% de los inversores es aprensivo sobre el riesgo del mercado de renta variable, y lo citan como la principal amenaza para el comportamiento de las carteras este año. También entre los principales peligros que manejan los encuestados y que podrían empeorar la evolución de las carteras se encuentran los riesgos en los tipos de interés (75%), los riesgos de eventos (75%) y los riesgos en los tipos de cambio (74%). A pesar de las preocupaciones de los institucionales, muchos no se han convencido de adoptar una actitud más defensiva, pues han afirmado que su principal objetivo de inversión para 2016 es maximizar las rentabilidades ajustadas al riesgo. Es más, su preferencia hacia la Bolsa sugiere que su apetito hacia el riesgo no se ha enfriado del todo por la volatilidad. En particular, con un 29% y un 28% respectivamente, la renta variable estadounidense y la europea ocupan los primeros puestos entre las inversiones destinadas a tomar posiciones largas otra vez este año.