Este tipo de aproximación al mercado se centra, básicamente, en la búsqueda de valores de "beta baja" y, como no podía ser de otra forma, de volatilidad reducida. La "beta" de un activo financiero mide la tendencia en la rentabilidad del mismo a moverse en paralelo con la del mercado en su conjunto (puede ser […]
Dirigentes Digital
| 01 abr 2015
Este tipo de aproximación al mercado se centra, básicamente, en la búsqueda de valores de "beta baja" y, como no podía ser de otra forma, de volatilidad reducida. La "beta" de un activo financiero mide la tendencia en la rentabilidad del mismo a moverse en paralelo con la del mercado en su conjunto (puede ser un índice o también una cartera con la que se establezca la comparativa).
Sin embargo, tal y como reconocen desde Robeco, a pesar de que el objetivo de estas estrategias es evitar los sobresaltos y conseguir retornos ajustados a bajo riesgo, lo cierto es que no son la panacea.
Tras comparar buenas y malas estrategias de baja volatilidad hemos encontrado diferencias de rentabilidad "grandes y significativas del 6% anual. Pues, evidentemente, no todos los valores de baja volatilidad son iguales. Nuestro análisis pone de manifiesto la importancia de ser selectivo a la hora de invertir en este tipo de acciones", señalan estos analistas.
Esta inversión, explica la firma, "se basa en el hallazgo empírico de que las acciones de baja volatilidad tienden a comportarse en línea con el mercado o mejor, contrariamente a la teoría que apunta retornos por debajo de la media".
De forma general, en el mercado actual podemos encontrarnos con dos clases de productos de baja volatilidad: las estrategias genéricas, que esencialmente se basan en una cartera bien diversificada de títulos de baja volatilidad y que popularmente son conocidas como de "beta inteligente"; y otras más sofisticadas, como la Conservative Equities de Robeco.
Estas se asientan sobre "la premisa de que la vigilancia estadística del riesgo pasado no es la única información relevante a la hora de tomar decisiones de compra o venta de activos. Por ejemplo, hay inversores que podrían querer evitar valores de baja volatilidad que no son atractivas basándose en otros factores de riesgo, o relacionados con los rendimientos esperados, como la valoración o el momentum".
Así las cosas, estos expertos concluyen que este tipo de enfoque, que incluye nuevos elementos tiende a traducirse en inversiones que superan a las estrategias genérica. Pero, es más, las inversiones que intencionalmente no tienen estos componente en cuenta se comportan significativamente peor.
"Es evidente que los inversores no deben comprar activos meramente en función de su volatilidad (u otros factores de riesgo), sino que también deben tener en cuenta otras cuestiones que se sabe que tienen gran impacto en las rentabilidades, como la valoración o el momentum", afirman.