Pero, ¿y si ocurre?. Me refiero a que la fase bajista del ciclo ocurra antes de lo esperado. ¿Una tercera recesión en apenas siete años? En algunos países, pienso en Europa especialmente, volveríamos a hacer historia. En el resto, dos recesiones en tan escaso periodo de tiempo, sin duda también lo sería. Naturalmente, no va […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Pero, ¿y si ocurre?. Me refiero a que la fase bajista del ciclo ocurra antes de lo esperado.
¿Una tercera recesión en apenas siete años? En algunos países, pienso en Europa especialmente, volveríamos a hacer historia. En el resto, dos recesiones en tan escaso periodo de tiempo, sin duda también lo sería.
Naturalmente, no va a ocurrir. Pero, como hipótesis académica, es muy interesante. A efecto de los inversores, es el escenario más negativo que pueden considerar ahora.
¿Y para las autoridades? Naturalmente, todos pediríamos de inmediato más QE. Y más medidas tradicionales de política monetaria expansiva. Al final, todas las miradas se volverían una vez más a los éxitos y los fracasos conseguidos por las autoridades japonesas. Más fracasos que éxitos, todo hay que decirlo.
Pero, ¿de verdad tendría margen la política monetaria?
Lo dicho: siempre se puede comprar más deuda y siempre se pueden bajar (marginalmente) los tipos de interés. Pero, ¿de verdad son la solución al actual problema? falta demanda.
Probablemente, siguiendo a Japón, se pedirá más política fiscal expansiva (las reformas estructurales no son políticamente correctas en entornos de debilidad económica). Lamentablemente, Japón es el mejor ejemplo de que la confianza económica y las perspectivas de inflación no se materializan sólo con dinero y gasto público improductivo. Claro que siempre se puede tener la lógica intención de hacerlo mejor. De aprender de los errores. Pero esto no se planifica en unos meses.
Uno de mis economistas pide una combinación de política monetaria y fiscal expansiva. Otro lo concreta algo más, apelando a algo que hasta el momento ha sido sagrado para los bancos centrales: la prohibición de monetizar la deuda. Y hacerlo de forma permanente, lo que en teoría podría acentuar los riesgos de inflación. Bueno, en teoría esto también sería bueno para el oro. Y para los mercados financieros: inflación de activos como objetivo. Sería sin duda difícil de justificar.
Naturalmente, repito, todo esto no va a ocurrir.
Aunque, es bueno anticipar potenciales crisis para evitar que ocurran. ¿Nos enfrentamos a una nueva crisis? No, seguro que no.
José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España.