Como parte del sondeo M&G YouGov sobre expectativas de inflación, que se publicará en octubre, la firma ha preguntado en varios estados miembros de la Unión Europea (Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España y Austria), la siguiente cuestión: "¿En qué medida apoyaría o se opondría a que su país diera un respaldo económico importante (o […]
Dirigentes Digital
| 22 sep 2015
Como parte del sondeo M&G YouGov sobre expectativas de inflación, que se publicará en octubre, la firma ha preguntado en varios estados miembros de la Unión Europea (Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España y Austria), la siguiente cuestión: "¿En qué medida apoyaría o se opondría a que su país diera un respaldo económico importante (o condonara toda o parte de la deuda que se le debe) en el caso de que otro país de la UE atravesara graves dificultades económicas?"
Tal y como explica su gestor, Jim Leaviss, la oposición más fuerte a que se paguen más rescates con el dinero del contribuyente está en Austria, también es muy elevada en Reino Unido, así como en Francia y Alemania. Por el contrario, Italia y España se mostraron más a favor de ayudar a naciones en apuros. En el caso de nuestro país, destaca, "el 43% de los encuestados apoyaron los rescates (de lejos, el mayor porcentaje) y un 33% se mostró contrario a estos (el más bajo de todos los países)".
En opinión de este experto, para que la Zona Euro se convierta en un área monetaria "óptima" necesita "transferencias fiscales entre las zonas que van bien y aquellas donde la economía es débil". Aunque los datos de la encuesta confirman que la mayoría de la gente no las apoyas, "la falta de respaldo público no implica que no pueda haber rescates, de hecho ya hemos tenido programas de rescate soberano dentro de la UE; no obstante, sí comporta que carecen de respaldo democrático y que, además, puede que a los partidos políticos que defiendan los puntos de vista antirrescates de los votantes logren buenos resultados electorales en el futuro".
Por otra parte, también interpreta que "es muy posible que los agentes de futuros rescates sigan siendo instituciones alejadas de los procesos democráticos, como por ejemplo el Banco Central Europeo (BCE) o el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y aunque podemos ver estos resultados e interpretarlos como señal de que el proyecto europeo es defectuoso y hace aguas, deberíamos preguntarnos cómo habrían votado los californianos si hubieran tenido la oportunidad de decidir sobre las transferencias fiscales a Detroit, o si a los condados de la periferia londinense se les hubiera preguntado si querían seguir redistribuyendo ingresos a las antiguas áreas industriales del resto del país".
Así, concluye: "En ausencia de un mecanismo (o de una voluntad) para realizar transferencias fiscales significativas dentro de la UE y ante la restricción de la libertad de circulación que supone la falta de un idioma común (aunque quizás el inglés esté desempeñando cada vez más este papel), la realización de ajustes relativos en la Zona Euro quedará relegada a devaluaciones internas, lo cual comporta episodios periódicos de deflación, salarios a la baja y niveles de paro elevados. No precisamente una situación óptima".