Clientes más exigentes, que buscan la inmediatez, la ubicuidad y la conectividad, ‘sumados’ a unos supervisores cada vez más exigentes también, que quiere evitar a toda costa los excesos que nos llevaron a la crisis en 2008 y vigilar ‘con lupa’ que los productos y servicios ofertados por la industria de gestión de activo se […]
Dirigentes Digital
| 26 abr 2016
Clientes más exigentes, que buscan la inmediatez, la ubicuidad y la conectividad, ‘sumados’ a unos supervisores cada vez más exigentes también, que quiere evitar a toda costa los excesos que nos llevaron a la crisis en 2008 y vigilar ‘con lupa’ que los productos y servicios ofertados por la industria de gestión de activo se adecuen a cada perfil…
"Durante la última década, el sector ha estado principalmente ocupado en los cambios regulatorios que han derivado en procedimientos de cumplimiento más costosos", apuntan Jeroen van Oerle y Patrick Lemmens, de Robeco. El mayor peso normativo se ha sentido principalmente en los actores más pequeños. Adicionalmente, la presión sobre las tarifas ha impactado con fuerza en el negocio. De cara a los próximos años, indican, "estas dos fuerzas seguirán siendo protagonistas, pero ahora con diferentes catalizadores".
Mientras, el desembarco de la tecnología en la gestión de activos, además de añadir nuevos costes para cumplir con el ‘aquí y ahora’ que solicitan los clientes, supone "un incremento de la presión sobre las tarifas ante la creciente cuota de transparencia, en comparación (y en competencia) con las empresas no financieras". Creen estos expertos que "la ‘tarta’ de la gestión de activo sigue creciendo con fuerza, pero no todo el mundo está invitado a tomar una porción".
En juego, apuntan, está "el control de la relación con el cliente", pues las firmas tendrán que "hacer una selección estratégica entre el gasto en tecnología, para ofrecer servicios satisfactorios, o perder relación con éste y convertirse en infraestructuras muy eficientes para los recién llegados desde el sector tecnológico".
Más allá de estas cuestiones, observan otros cambios más específicos, como el auge de los "fondos de índices, que están ganando popularidad y representan casi un tercio de los activos bajo gestión en Estados Unidos". Este fenómeno, apuntan Van Oerle y Lemmens, ha llevado a la "separación de alfa y beta, lo que a su vez está impactando en los honorarios". Por otra parte, en buena medida debido a las tarifas reducidas y oportunidades de los ETFs, "se observa un crecimiento en la demanda multiactivos".
A esto, se suma la variación en los perfiles de clientes: "Como resultado de la regulación, los bajos precios de las materias primas y las políticas acomodaticias de los bancos centrales, se ve un cambio desde el institucional al minorista". Explican estos expertos que "la mayor parte de las gestoras de activos ha optimizado su esfuerzo de ventas en el lado institucional, mientras que el minorista requiere diferentes métodos de fidelización. También creemos que el mayorista deberá definirse en los próximos años".
Así las cosas, el futuro de la industria podría resumirse en tres claves: mayores costes, tarifas más bajas y ‘batalla’ por la relación con el cliente. "Los dos primeros conducirán a una consolidación, porque la escala será esencial en este nuevo entorno", explican. El tercero, "requiere un cambio de mentalidad completa e incluso alianzas con el sector tecnológico", pero, reconocen, "la estabilidad de las mismas tendrá mucho que ver con el ‘dilema del prisionero’. Cuando ambas partes cooperan, los beneficios para la sociedad son mayores y el ‘pastel’ se divide eficazmente. Pero, no podemos olvidar que la perspectiva tener un ‘trozo’ mayor es muy tentadora para muchos".
Recordemos que uno de los puntos críticos destacados por Capgemini en un reciente informe es la capacidad de las gestoras de mantener sus cuotas de mercado frente a la entrada de nuevos competidores, especialmente las empresas del sector FinTech, que están experimentando un notable crecimiento a base de una oferta sencilla y, por lo general, más barata que la de las firmas tradicionales.
Aún así, el documento refleja que las relaciones ‘cara a cara’ seguirán predominando en la industria, aunque el margen de preferencia por ellas vaya disminuyendo a medida que las nuevas generaciones entren en el juego de la gestión de activos, especialmente en lo que se refiere a los canales de información y transacción. Los nuevos clientes apostarán además por soluciones que aún no parecen muy demandadas, pero que lo serán, a través de aplicaciones móviles, redes sociales e interacciones a través de videos.
Por su parte, echando un vistazo a la prospectiva del sector desde Boston Consulting Group señalan que "a industria es cada vez más competitiva, y los gestores se enfrentan a un futuro en el que el crecimiento no llegará por sí solo". Por lo que insisten en que "la dinámica de tener una ventaja competitiva ha cambiado, y lograr ese crecimiento requerirá que los gestores mejoren su ejecución y generen más valor en sus capacidades comerciales, especialmente en marketing, ventas y precios".