En un informe elaborado por el analista de la firma Michael Cyprys, y recogido por Bloomberg, advierte que "las capacidades digitales son cada vez más importantes a medida que los Millenials son grandes conocedores de estas tecnologías, más que generaciones anteriores, lo que está transformando el paisaje de la inversión y la gestión patrimonial". Un […]
Dirigentes Digital
| 14 jul 2016
En un informe elaborado por el analista de la firma Michael Cyprys, y recogido por Bloomberg, advierte que "las capacidades digitales son cada vez más importantes a medida que los Millenials son grandes conocedores de estas tecnologías, más que generaciones anteriores, lo que está transformando el paisaje de la inversión y la gestión patrimonial".
Un contexto en el que los innovadores robo-advisors tomarán ventaja y en el que los asesores financieros deben evolucionar, si no quieren perder la batalla, mediante una mayor atención a la planificación financiera, que incluya herramientas digitales para mejorar la eficiencia, que suponga el "emparejamiento entre humano y máquina".
Un reciente estudio mostraba que más de un 50% de los Millenials y miembros de la Generación X estarían dispuestos a emplear robo-advisors. Es más, Aite Group señala que este universo ha atraído ya cerca de 50.000 millones en activos.
Recordemos que el informe "The rise of bionic wealth: a hybrid model of cuting-edge technology and advisor expertise heralds the futuro for wealth managers", elaborado por Forbes Insights y Temenos, apuntaba que el 42% de los profesionales cree que un modelo híbrido entre lo digital y la relación cara a cara es la comunicación ideal. Mientras que un 34% de los altos patrimonios quiera sólo comunicación digital o mezcla de ambas. De hecho, un 62% encuentra que la digitalización de los servicios de gestión patrimonial es buena, aunque siguen queriendo reunirse con sus asesores de forma personal.
Pero no sólo el avance tecnológico es una amenaza para la industria, también los bajos tipos y el reducido crecimiento (que hacen más difícil batir a los índices de referencia); la gestión pasiva (que cada vez recibe más flujo de fondos, reduciendo el pastel de la riqueza de los gestores); la regulación (en contra de las alternativas pasivas y a favor de las activas); y la demografía (generaciones más jóvenes abiertas a otras formas de asesoramiento).