Los préstamos fallidos ‘infectan’ los balances de las entidades de Chipre, Grecia, Irlanda, Portugal y, sobre todo, Italia. Mientras, los problemas estructurales, con bancos que sufren un tremendo exceso de capacidad o abarcan demasiados negocios, han dificultado la rentabilidad de sus negocios durante años. Las preocupaciones por su ‘salud’ simplemente se han incrementado de la […]
Dirigentes Digital
| 20 jul 2016
Los préstamos fallidos ‘infectan’ los balances de las entidades de Chipre, Grecia, Irlanda, Portugal y, sobre todo, Italia. Mientras, los problemas estructurales, con bancos que sufren un tremendo exceso de capacidad o abarcan demasiados negocios, han dificultado la rentabilidad de sus negocios durante años.
Las preocupaciones por su ‘salud’ simplemente se han incrementado de la mano de las políticas de estímulo del Banco Central Europeo (BCE), que dificulta aún más el devenir de su actividad, a la que se suma la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea (UE), por su impacto económico adverso, porque podría provocar nuevas rebaja de tipos y por la incertidumbre política que genera…
Y en el ‘ojo del huracán’ se encuentran las entidades italianas, con Monte dei Paschi a la cabeza y unos números que, cuanto menos, asustan… El montante bruto de la morosidad para los seis principales bancos ronda los 230.000 millones de euros. Con todo, matiza, Antoni Ruggeri, portfolio manager en SYZ AM, "la porción de este stock que suponen los créditos malos es de alrededor de 130.000 millones y, lo más importante, muestra que su valor en libros es mucho menor y ronda el 40% de su valor bruto o 60.000 millones de euros".
Así, bajos los actuales requerimientos regulatorios, "el déficit de capital oscila entre 8.000 y 25.000 millones de euros, un tamaño que todavía es gestionable". Es más, recuerda este experto que éste se concentra en "unos pocos nombres (Monte y Unicredit), mientras la mayoría de las instituciones disponen de la suficiente cantidad de capital para afrontar un ajuste auto gestionado de sus propios balances".
Con todo, reconoce que a pesar de la puesta en marcha del fondo Atlante, destinado a la compra de créditos impagados y a la recapitalización de bancos en dificultades, hará falta tiempo y la intervención estatal, lo que choca con la regulación bail in (pérdidas para acreedores, incluido un grupo de bonistas minoritarios). "La forma en la que el Gobierno italiano estará involucrado dependerá de las negociaciones con Bruselas, pero mejoraría el precio de venta de los créditos impagados así como reduciría el impacto en el capital de los bancos, aunque con un coste mayor para los compradores de créditos morosos".
Es más, a medio plazo, concluye hará falta capital privado adicional, "tanto para recapitalizaciones como para compras de créditos morosos y debería incluir algún acuerdo de amortización de las pérdidas durante un periodo más largo. Esto impactaría las valoraciones en renta variable como resultado de la reducción de la rentabilidad durante algunos años, pero en el aspecto positivo protegería a los bonistas y daría estabilidad al sistema financiero".
Otra ‘muleta’ para el sector financiero europeo, opina Capital Economics, será el BCE, que aumentará su programa de compra de deuda (QE), "impulsando los precios de los activos en poder de los bancos"; mientras que las nuevas ‘barras libres’ de liquidez (TLTROs) deberían mejorar las condiciones de financiación para estos. Creen estos expertos que también las entidades podrían reducir su mora "directamente titulizando y vendiendo", aunque, por el momento, el apetito es mínimo…
Ahora bien, "los próximos tests de estrés ofrecen un salvavidas potencial", pues la normativa sobre rescates estatales de la UE podría "permitir una recapitalización pública bajo ‘circunstancias especiales’" que podrían darse con los resultados de estos exámenes. Coincide Renta 4 en este extremo y apunta: "Las pruebas del 29 de julio podrían servir de excusa para permitir la intervención pública y evitar así las pérdidas de los bonistas italianos".
Sin embargo, tampoco podemos olvidar que las propias finanzas italianas atraviesan su mejor momento… Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, destaca que el país "necesita crecer 1,4% al año para estabilizar su ratio deuda/PIB en el actual 130%. Parece improbable dado los problemas su sector bancario".
Reconoce este experto que es este país su "mayor preocupación. Su economía es la tercera mayor de la Zona Euro, su industria financiera suma más de 200.000 millones de morosidad y los niveles de deuda del Gobierno dejan poco margen para estímulos fiscales". Pero, añade, el riesgo político no se reduce a Roma, pues en 2017 hay elecciones presidenciales en Francia, donde el frente nacional anti-UE goza de fuerte apoyo, y generales en Alemania y Países bajos.