La actual ‘represión financiera’, reitera este experto, hace que los participantes del mercado ‘sufran’ ya no para cosechar retornos, sino simplemente para proteger el poder adquisitivo de sus ahorros mediante la renta fija tradicional. Aunque no sabemos con certeza cuanto tiempo estarán con nosotros estas yields mínimas, lo cierto es que, como mínimo, van a […]
Dirigentes Digital
| 18 oct 2016
La actual ‘represión financiera’, reitera este experto, hace que los participantes del mercado ‘sufran’ ya no para cosechar retornos, sino simplemente para proteger el poder adquisitivo de sus ahorros mediante la renta fija tradicional. Aunque no sabemos con certeza cuanto tiempo estarán con nosotros estas yields mínimas, lo cierto es que, como mínimo, van a perdurar un “largo tiempo” (su hipótesis pasa al menos por una década), alerta. “Esto ha obligado a algunos inversores a tomar más riesgo de duración, incluyendo en cartera bonos a 10, 20 e incluso 30 años o más”, indica Dwane. El peligro de esta táctica, indica, es que “el precio de esta deuda subirá cuando los tipos suban, lo que provocará pérdidas de capital”. Otros, por su parte, han optado por la inversión en renta variable a largo plazo u otros alternativos no líquidos. Reconoce este experto que dichas apuestas pueden ser “atractivas”, pero sus “horizontes temporales también pueden ser demasiado arriesgados para aquellos que necesitan más rentabilidad a corto. Después de todo, este es un mercado volátil, con elevadas correlaciones entre activos y bajas rentabilidades debido a las políticas de los bancos centrales”. Así las cosas, considera que las estrategias de corta duración “ofrecen un amplio conjunto de oportunidades para capitalizar, incluyendo la deuda corporativa, las notas a tipo variable y los bonos soberanos”. Un universo en el que se puede sacar ventaja en primer lugar del análisis combinado, en crédito empresarial, de acciones y bonos, para tener en cuenta “toda la estructura de capital de una empresa y encontrar los balance más saludables y la combinación riesgo/beneficio más atractiva”. En segundo, indica, las estrategias de corta duración ofrecen la flexibilidad necesaria frente a otra amenaza real: la inflación. Además, teniendo en cuenta la nueva regulación sobre las fuentes de capital de banca y fondos monetarios, son un “medio útil de desintermediación del riesgo regulatorio y cosechar un spread atractivo frente a otros activos de corta duración líquidos”. Finalmente, gracias a su capacidad “para evaluar los cambios en los tipos, la economía y los balances de las empresas, los gestores activos de carteras de corta duración pueden moverse arriba o abajo de la curva de rendimiento para optimizar rentabilidad y riesgo, y aprovechar las oportunidades de crédito que aparecen en mercados volátiles”.