La gestión pasiva despierta un gran interés en el mercado ante el creciente enfoque del inversor en el coste por encima de otras consideraciones, como el riesgo o la protección frente a pérdidas. Pero debemos ser conscientes de que este tipo de estrategias, por definición, siguen al mercado en cualquier dirección, ya sea hacia arriba […]
Dirigentes Digital
| 15 mar 2017
La gestión pasiva despierta un gran interés en el mercado ante el creciente enfoque del inversor en el coste por encima de otras consideraciones, como el riesgo o la protección frente a pérdidas. Pero debemos ser conscientes de que este tipo de estrategias, por definición, siguen al mercado en cualquier dirección, ya sea hacia arriba o hacia abajo. Mientras que el posicionamiento activo, más allá de sus mayores comisiones, permite reaccionar al comportamiento de los activos financieros. El papel de los asesores financieros es clave en este contexto, apuntan desde Natixis Global Asset Management, para que sus clientes comprendan las luces y las sombras de cada una de ellas y tomen decisiones informadas sobre cuál utilizar. “Si un inversores está ahorrando para una matricula universitaria, su plan de jubilación o la herencia que quiere dejar a su descendencia, el riesgo debe ser una de las primeras consideraciones a tener en cuenta a la hora de construir cartera”, apuntan. Según la encuesta 2016 Global Survey of Financial Advisors, dos tercios de los asesores en todo el mundo creen que los inversores tienen una falta sensación de seguridad en la inversión pasiva. De hecho, prácticamente la misma proporción considera que no son conscientes de los riesgos asociados a las mismas. “Mientras que las estrategias pasivas presentan un menor potencial de riesgo, a menudo a bajo coste, por lo general no tienen una gestión inherente de riesgos (…) aunque se exponen a los mismos peligros que las activas”, señalan. Por otra parte, muchas de las críticas que recibe la gestión activa “han sido corroboradas por las acciones de la propia industria”. Por ejemplo, con el lanzamiento de productos de moda y la falta de darle la importancia que merece a los objetivos financieros del inversor, “han perjudicado su reputación general y el rendimiento medio de muchos gestores activos”. La clave, concluyen, es que “los asesores financieros tienen la oportunidad de asegurarse que sus clientes emplean estrategias de inversión auténticas en la búsqueda de sus objetivos financieros únicos”.