Con el regreso de la inflación, especialmente en Estados Unidos, pero también en Europa y hasta en Japón, y la mejora de las previsiones macro, el inmobiliario reivindica su lugar en las carteras de inversión, tanto como fuente de retorno como de protección. “Tener una exposición directa a los activos reales permite garantizar la obtención […]
Dirigentes Digital
| 27 mar 2017
Con el regreso de la inflación, especialmente en Estados Unidos, pero también en Europa y hasta en Japón, y la mejora de las previsiones macro, el inmobiliario reivindica su lugar en las carteras de inversión, tanto como fuente de retorno como de protección. “Tener una exposición directa a los activos reales permite garantizar la obtención de unas rentabilidades atractivas a largo plazo, mejorar la protección de la cartera frente al alza de los precios y reducir los riesgos de caídas”, subrayaba BNP Paribas WM como una de sus 10 claves para ganar en este nuevo entorno de mercado. Por su parte, Richard Turnill, director mundial de estrategia de Inversión en BlackRock, llama la atención en concreto sobre el inmobiliario comercial de Estados Unidos: “Tiene potencial de aportar yields atractivas en los próximos años (…) esperamos que la apreciación del capital se ralentice, pero apostamos por el crecimiento de los ingresos operativos ante el contexto de inflación y el potencial de los propietarios de agregar valor mediante la modernización de los edificios”. Los rendimientos medios del 3,4% son “competitivos”, continúa, y además la demanda es “fuerte”. Y es que, casi la mitad de los institucionales consultados para su último Global Institutional Rebalancing Survey planeaba incrementar sus asignaciones al sector. “Nos gustan las propiedades industriales y oficinas, que deberían beneficiarse de la reflación. Somos neutrales en residencial, debido a la elevada oferta y evitaríamos retail, ante la competencia del e-commerce”, afirma. Y, sobre todo, tranquiliza: “Los precios han vuelto a máximos de 2008, pero vemos diferencias clave con el ciclo anterior que acabó en desastre: la actividad de desarrollo inmobiliario es menor y el acceso al crédito también”. Recordemos que Folmer Pietersma, de Robeco, destacaba a principios de año que con una rentabilidad por dividendo del 4%, el sector inmobiliario “sigue siendo un activo atractivo para los inversores orientados a rentas”. En los mercados desarrollados, añade, “los fundamentales siguen siendo fuertes con tasas de crecimiento de las ganancias para el periodo 2016-2018 que apuntan al 5%-8%”. El apalancamiento general, continúa, es moderado. Así, “en un escenario macroeconómico positivo, con tipos de interés cada vez más altos”, elige empresas activamente gestionadas, con bajo riesgo financiero, fuerte cash flow y una elevada puntuación en materia de ESG, pues éstas compañías “están en mejor posición para emprender adquisiciones o iniciar nuevos desarrollos; y, al mismo tiempo, en un escenario negativo o ante cualquier ‘cisne negro’, están protegidas”.