El dólar pierde fuelle. Se trata de una conclusión que se puede sacar si atendemos a los últimos movimientos. Cuando todos los analistas apuntaban a mayor fortaleza y a la paridad con respecto al euro, la cautela de la Fed (pese a las últimas subidas de tipos) y la mayor consolidación de la Eurozona -que […]
Dirigentes Digital
| 26 jun 2017
El dólar pierde fuelle. Se trata de una conclusión que se puede sacar si atendemos a los últimos movimientos. Cuando todos los analistas apuntaban a mayor fortaleza y a la paridad con respecto al euro, la cautela de la Fed (pese a las últimas subidas de tipos) y la mayor consolidación de la Eurozona -que abre las puertas al descenso paulatino de los estímulos-, empiezan a ser razones de peso para que la divisa norteamericana comience a perder su trono. De cara al largo plazo la visión de los expertos es clara, pero si atendemos al rabioso corto plazo el dólar aún ofrece coletazos de consistencia. Tan solo hay que ver la evolución del índice dólar, que registró la mejor semana desde abril. “En consecuencia, los rendimientos de los bonos soberanos a corto plazo han aumentado, mientras que los mismos a largo plazo han disminuido ligeramente, resultando en un “allanamiento” de la curva de rendimientos asociado con un ciclo de alza de tipos”, comentan desde Monex Europe. Sin embargo, la visión en un horizonte temporal más extenso es menos favorable a la moneda estadounidense, sobre todo con respecto al euro. Los expertos de Citi señalan que el grado en el que los legisladores están mirando a través de los mercados obstinadamente bajos deja los mercados con pocos puntos obvios de enfoque u obstáculos para despejar antes “de un mayor ajuste”. De esta manera, el lenguaje en la normalización del balance, por parte de la FED, también puede” elevar la probabilidad de que otra subida venga acompañada de tal implementación (tal vez en septiembre)”. Con todo, la extrapolación mucho más allá de 2017 requiere mucha más fe “en las previsiones de la Fed o una expectativa de que los ajustes de la política fiscal progresarán rápidamente y se tendrán en cuenta en las previsiones a finales de este año”. Traducido al mercado de divisas, en opinión de los analistas de Citi, significa que “el dólar se moverá de una forma más modesta”. En este sentido, necesitaría un apoyo “en los datos de actividad para que los mercados estén seguros de que el ciclo tiene una esperanza de vida más larga”. Algo que a día de hoy no llega. En una sintonía similar se mueve Julien-Pierre Nouen, economista estratega de Lazard Frères Gestión. Desde su punto de vista, las buenas perspectivas de crecimiento y un incremento de los beneficios de las empresas “deberían permitir que continúe esta tendencia”, de crecimiento en la Unión Europea. Por ello, confían “en una próxima normalización de la política monetaria europea, que debería conllevar una apreciación duradera del euro”. El experto destaca que tras haber pasado ligeramente “por debajo de los 1,05 USD a finales del año 2016”, el euro osciló entre “1,06 y 1,08 antes de subir a partir de mediados de abril” hasta estabilizarse “alrededor del 1,12 desde hace algunas semanas”. De este modo, el euro-dólar se sitúa “en la parte alta de la senda en la que evoluciona desde hace cerca de dos años”.