A partir de septiembre, las carteras de Lombard Odier tienen mayor exposición a invertir en mercados emergentes, acciones de small-cap y a deuda corporativa. Desde la gestora han ajustado su asignación de activos subyacentes para “aprovechar una serie de nuevas tendencias estructurales clave y para reflejar un mundo con un crecimiento y rendimientos de inversión futuros menores”. […]
Dirigentes Digital
| 28 sep 2017
A partir de septiembre, las carteras de Lombard Odier tienen mayor exposición a invertir en mercados emergentes, acciones de small-cap y a deuda corporativa. Desde la gestora han ajustado su asignación de activos subyacentes para “aprovechar una serie de nuevas tendencias estructurales clave y para reflejar un mundo con un crecimiento y rendimientos de inversión futuros menores”. Tradicionalmente en septiembre vemos a los mercados entrar en una nueva fase después de la pausa del verano: un momento apropiado, creen, “para revisar nuestra propia estrategia de inversión”. Su experiencia en inversiones destaca a lo largo de tres períodos de tiempo distintos: el corto plazo (inversión táctica), el medio plazo (ciclo económico actual) y el largo plazo (perspectivas seculares y tendencias). A partir de este mes, Monier apunta que está remodelando su estrategia de inversión a largo plazo. Lo que llamamos nuestra ‘asignación estratégica de activos’ refleja ahora el último pensamiento económico, así como las principales tendencias globales que hemos identificado. A continuación, “evaluamos los cambios, su justificación y lo que significa para el patrimonio de nuestros clientes”. ¿Qué está cambiando en la economía global? Bajo crecimiento. Como ha mantenido durante mucho tiempo, “la era posterior a la Segunda Guerra Mundial ya no es el criterio adecuado para medir el crecimiento económico mundial”. Los datos del Banco Mundial muestran que, incluso desde la década de 1960, cuando el crecimiento del producto interno bruto (PIB) global era del 5,5%, el crecimiento ha estado ralentizándose en las últimas décadas. Espera que el crecimiento lento “continúe en los próximos diez años”. Envejecimiento de la población y baja productividad. El crecimiento del PIB puede verse como una función del crecimiento de la población y de la productividad. Nuestra perspectiva es en parte atribuible a una población mundial envejecida. La ONU estima que en 2015 una de cada ocho personas tenía 60 años o más. Para 2030 prevé que la cifra sea uno de cada seis, y en 2050 uno de cada cinco. Esta tendencia reduce la población activa de una economía y aumenta el número de pensionistas utilizando sus recursos. La productividad global también ha caído bruscamente desde los años sesenta, cuando un crecimiento entre el 4-6% era común en muchos países ricos. La asociación mundial de investigación ‘The Conference Board’ espera que el crecimiento de la productividad global alcance apenas el 1,9% este año y Monier cree que “el reciente bajo nivel de inversión en muchas economías merece una perspectiva conservadora”. Inflación controlada y una política monetaria más “normal”. La inflación está bajo control en gran parte del mundo desarrollado y emergente, basada en el aumento de la credibilidad de los bancos centrales y el compromiso con las metas nacionales de inflación. En los próximos años los bancos centrales de Europa y Estados Unidos también revertirán las medidas “extraordinarias” adoptadas para prevenir un colapso económico en 2007-2009 y, de este modo, eliminarán un estímulo importante y un apoyo duradero a la economía mundial. ¿Cómo invertir en este nuevo mundo? La evolución de la economía mundial nos lleva a esperar un menor rendimiento de la inversión durante la próxima década. El analista de Lombard Odier asegura que para seguir generando beneficios y lograr los mejores resultados, “nuestra asignación estratégica de activos debe reflejar estos cambios estructurales en el entorno de inversión”. Esto lleva a “evaluar oportunidades tanto de clases de activos tradicionales como de activos menos tradicionales y ampliar nuestro conjunto de oportunidades”. Fundamentalmente, considera que los mercados emergentes y el crédito (deuda corporativa más que deuda pública) “serán factores importantes para impulsar los rendimientos futuros”.