Xandre Mato (Bruselas) Ocho años desde su primer programa de rescate, tres después de asomar al abismo de la ruptura a la zona euro y con casi 300.000 millones de euros recibidos, incluida la mayor reestructuración de deuda pública y privada de la historia, Grecia está a punto de entrar en una nueva era. El […]
InternacionalDirigentes Digital
| 14 jun 2018
Xandre Mato (Bruselas)
Ocho años desde su primer programa de rescate, tres después de asomar al abismo de la ruptura a la zona euro y con casi 300.000 millones de euros recibidos, incluida la mayor reestructuración de deuda pública y privada de la historia, Grecia está a punto de entrar en una nueva era.
El italiano Roberto Rosellini presentó en 1948 la película Alemania, año cero, ambientada en un Berlín devastado por los bombardeos. Terminada la Segunda Guerra Mundial, el neorrealismo profundizaba en las heridas abiertas en la sociedad alemana y en su capacidad para pasar página. El mismo anhelo de Grecia, su gobierno y sus ciudadanos a partir del 20 de agosto, cuando termina el actual ‘Tercer Programa de Ajuste Económico’, para “pasar de una era de memorándums de los acreedores a una relación entre socios”, en palabras de Alexis Charitsis, Viceministro de Economía y Desarrollo
Dirigentes analiza en dos reportajes, este es el primero, el acuerdo para el futuro de Grecia que pondrá punto final a su supervisión macroeconómica y política por parte de la UE. El segundo, este viernes 15 de junio, detallará políticas claves que el gobierno heleno pondrá en marcha desde otoño y durante 2019 para impulsar una agenda de crecimiento. En Bruselas, corazón comunitario, Dirigentes ha hablado y escuchado a importantes figuras de las negociaciones a punto de culminar.
Eurogrupo y deuda griega, del odio al amor
El gobierno griego legisla las últimas reformas y medidas económicas que cerrarán el tercer rescate del país. El objetivo es llegar al 21 de junio con los deberes hechos ante sus socios europeos y los acreedores internacionales, la antigua troika formada por la Comisión Europea, el BCE y el FMI, ampliada con el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEDE o ESM, en sus siglas en inglés. “Por la información que tenemos, las 88 prior actions [reformas y medidas exigidas] estarán concluidas o casi terminadas para el Eurogrupo” de ese día, explica Olivier Bailly, jefe de gabinete del Comisario de Economía, Pierre Moscovici. “Es el último hito, la última revisión del tercer programa y será completada”, proclama con éxito Alexis Charitsis, Viceministro de Economía, de visita en Bruselas.
Los ministros de economía de la zona euro, reunidos en el Eurogrupo, confirmarán que Atenas ha cumplido y abordarán el gran debate, qué hacer con la montaña de deuda helena. Es la mayor de la UE, un 180% sobre su PIB, y urge una reestructuración para garantizar la sostenibilidad del país. Una quita está totalmente descartada, el actual gobierno Syriza ni contempla pedirla como sí hizo en sus primeros meses de 2015 cuando Yanis Varoufakis dirigía las finanzas del país. El economista se fue dando un portazo y el primer ministro, Alexis Tsipras, aceptó las condiciones europeas. Desde entonces ha cumplido, pero ahora espera gestos de sus socios. En 2019 hay elecciones y se juega el puesto.
“Todo el mundo quiere un acuerdo, darle margen a la economía griega, para que sigan sus reformas, que crezca, también para beneficio de la Eurozona y UE”, adelanta Bailly. Tras pasar por tres rescates, la deuda griega tiene varios perfiles y está principalmente en manos públicas europeas por los multimillonarios préstamos entregados y por la quita que aceptaron bancos y acreedores privados en 2012.
El MEDE es el tenedor mayoritario con un 52% de la deuda dividida en dos partes. La primera son los préstamos absorbidos de su embrión, creado durante el segundo rescate, 30.000 millones de euros cuyas devoluciones de Grecia empiezan en 2023. Hasta 2040 suponen en torno al 1% anual del PIB heleno, para bajar ligeramente y luego repuntar al 1,2% en el 2050. El objetivo es reducir cerca de un tercio esa cantidad, extendiendo sus vencimientos o convirtiéndolos en los préstamos normales del MEDE, la segunda parte que procede tercer rescate, que empiezan a devolverse en 2035 a la mitad de intereses.
El FMI, observador externo de estas negociaciones, posee un 4% de la deuda helena y estará cobrando hasta 2023. Por eso quiere el 21 de junio una solución creíble, que tenga un impacto en el mercado, con medidas claras para los inversores que pongan a Grecia en una senda de sostenibilidad. El holandés Hans Vilbrief, Presidente del EWG, el grupo de trabajo del Eurogrupo, es optimista porque el acuerdo “necesita hacerse, no podemos demorarlo”, y menciona además de estas medidas a medio y largo plazo sobre la deuda, “una entrega de dinero y el cash buffer”.
Un colchón de 20.000 millones de euros
Ese cash buffer o colchón de dinero en efectivo protegerá a Grecia ante posibles turbulencias en los mercados, garantías de que pueda emitir deuda sin presiones cuando termine el tercer programa. Su utilización al menos será durante el otoño y todo 2019, aunque el horizonte pueda extenderse a 2023, sin exigencias políticas o condiciones económicas de la troika y llegará por dos vías. Primero, Grecia obtuvo ya en 2015 un superávit primario presupuestario, sin contar el pago de los intereses de la deuda, del 0,7%, de casi cuatro puntos en 2016 y del 3,5% el año pasado, superando todas las expectativas. “Cerca de 20.000 millones de euros”, cuantifica el viceministro Charitsis, que sonríe al preguntársele por la aportación europea. Esa será la segunda fuente de financiación, dinero restante del tercer rescate guardado en las arcas del MEDE.
Las instituciones europeas barajan aportar otros 12.000 millones de euros, que serían aprobados en el Eurogrupo del 21 de junio para su utilización a partir de agosto, cuando expira el programa actual. Y se sumarán a los 1.000 millones pendientes de la última entrega del programa de asistencia, de utilización inmediata y que todas las fuentes consultadas dan por hecho en el Eurogrupo.
El flujo de dinero no va a parar desde Bruselas a Atenas y sobrepasa el horizonte de los próximos años. La Comisión Europea y el MEDE guardan otro as bajo la manga en forma de 4.000 millones adicionales para entregar a parte iguales durante cuatro años. Un aliciente con el que Atenas continuaría las reformas económicas iniciadas porque muchas de las medidas tienen un horizonte temporal largo. La elaboración del catastro que está en marcha terminará en 2012, por ejemplo.
Grecia está preparada para salir del tercer rescate pero el verdadero éxito será en 2019 y 2020, cuando se sustancie el programa. “Lo que esperan los inversores, el mercado, son medidas claras. Es el final de un capítulo, no de la historia”, concluye Olivier Bailly. Europa y Grecia quieren una narrativa sin rescates a partir de 2019.