El país de los tulipanes y los molinos de viento ha sorteado la crisis mejor que otros de sus socios europeos. No obstante, los Países Bajos también son conocidos por su política fiscal, hasta el punto de que el propio comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, explicó que las prácticas neerlandesas tienen “potencial para socavar […]
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| 27 feb 2019
El país de los tulipanes y los molinos de viento ha sorteado la crisis mejor que otros de sus socios europeos. No obstante, los Países Bajos también son conocidos por su política fiscal, hasta el punto de que el propio comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, explicó que las prácticas neerlandesas tienen “potencial para socavar la equidad del mercado interior”.
En ese momento, incluyó ese país entre otros estados cuyas políticas fiscales se alejan del estándar de lo deseable para la competencia. En otras palabras, “drenan” los recursos del resto de países, ya que las grandes empresas perciben los Países Bajos como un lugar atractivo para ahorrarse impuestos.
De hecho, a principios de año se destaparon las prácticas de evasión fiscal de un gran número de empresas. Destaca el caso de Nike que, según esa investigación periodística denominada “Paradise Papers”, mantiene una sociedad en la localidad holandesa de Hilversum con el visto bueno de la hacienda neerlandesa, a pesar de que su sede oficial se encuentra en Oregón. A través de ella y con el traslado posterior de ingresos a otros lugares como Bermudas, Nike acumuló más de 11.000 millones de euros.
La expresión “drenar” es la que utiliza Javier Doz, consejero del Comité Económico y Social Europeo, en conversación con este medio. Según Doz, Europa tiene la responsabilidad de igualar las condiciones fiscales de sus países. Holanda, en particular, es el principal país al que van a parar las inversiones estadounidenses, y tal y como publica New York Times, el cuarto receptor a nivel mundial.
En todo caso, las informaciones sobre las facilidades de las grandes empresas para tributar en Países Bajos afectan a los ciudadanos neerlandeses. Por ello, las autoridades holandesas se apresuran a cambiar la imagen del país frente a la opinión pública local e internacional.
Mientras tanto, la economía holandesa sigue su propio rumbo. Mientras la producción de la zona euro creció un 2,4% en 2017, y un 1,8% durante 2018, Países Bajos alcanzó una expansión del 2,9% en 2017 y del 2,5% el año pasado. Y en lo que respecta al futuro, el país de Van Gogh continuará avanzando más rápido que la media. Según el FMI, la economía de ese estado avanzará un 2,2% en 2019, y un 2,1% en 2020, es decir, cinco y cuatro décimas más respectivamente.
En parte, esa buena marcha económica estará sostenida por el empleo. La tasa de desempleo se encuentra en el 3,9%, por lo que apenas descenderá una décima más durante los próximos años. De esa forma, el consumo privado ha venido aumentando su importancia, y se espera que siga creciendo en torno al 2,4% este año y el que viene.