“El contravalor de la exportación de bienes y servicios deberá ingresar al país en divisas y/o negociarse en el mercado de cambios en las condiciones y plazos que establezca el Banco Central”. Así comienza el decreto que Macri publicó este domingo (1) en el Boletín Oficial. La medida, que tendrá vigencia hasta el 31 de […]
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| 02 sep 2019
“El contravalor de la exportación de bienes y servicios deberá ingresar al país en divisas y/o negociarse en el mercado de cambios en las condiciones y plazos que establezca el Banco Central”. Así comienza el decreto que Macri publicó este domingo (1) en el Boletín Oficial.
La medida, que tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre, también establece que el Banco Central determinará los supuestos para autorizar el acceso al mercado de cambios y las remesas al exterior, distinguiendo “entre personas humanas y jurídicas”.
“Los exportadores deben vender las divisas fruto de sus exportaciones en el mercado local dentro de un máximo de 5 días hábiles después del cobro o 180 días después del permiso de embarque (15 días para las commodities)”, explicó el Gobierno.
Además, “las empresas no podrán comprar dólares para atesorar”, mientras que “no habrá restricciones para la importación o pago de deudas a su vencimiento”. Las “personas humanas”, en tanto, no podrán comprar ni transferir al exterior más de 10.000 dólares (unos 9100 euros) por mes.
INCERTIDUMBRE Y ELECCIONES
Al justificar la medida -con la que se propone “recomponer el programa financiero”- el Ejecutivo argumenta que lo hizo “ante diversos factores que impactaron en la evolución de la economía argentina y la incertidumbre provocada en los mercados financieros”. El peso se devaluó 26 % en agosto.
La incertidumbre a que se refiere es la “generada en el marco del proceso eleccionario en curso” y el efecto buscado es “regular con mayor intensidad el régimen de cambios (…) para contener el impacto de oscilaciones de flujos financieros sobre la economía real”.
La decisión llega después que Macri hizo un enroque en su equipo y que el nuevo ministro de Hacienda anunciara una renegociación de plazos con el FMI. La opinión pública tomó al anuncio como una “moratoria” que recuerda a la crisis de 2001.
“DÉJÀ VU” POLÍTICO
El clima de “revival” que surgió de las elecciones primarias, en que el candidato del peronismo Alberto Fernández obtuvo una amplia ventaja de votos, dio origen a un déjà vu del clima sociopolítico que antecedió al cese de pagos de aquella época.
El resultado de la votación, al reavivar la hipótesis de un regreso de Cristina Kirchner -artífice de la alianza con Fernández- llevó preocupación a los mercados al tiempo que potenció la idea popular de que la administración Macri había llegado a su fin.
En pleno inicio de la campaña propagandística rumbo a las elecciones presidenciales, que se realizarán efectivamente en octubre, el gobierno de Macri busca demostrar con este decreto que aún tiene el control del timón.
El FMI dijo que la medida, a la que llamó “gestión de flujos de capitales”, tiene como fin “proteger la estabilidad cambiaria y a los ahorristas” e indicó que “seguirá al lado de la Argentina durante estos tiempos desafiantes”.
PASIÓN POR EL DÓLAR
Uno de los comportamientos argentinos más recurrentes es la búsqueda de refugio financiero en el dólar. En períodos de estabilidad, la moneda norteamericana mide la macroeconomía, operaciones inmobiliarias y algunos otros sectores medios.
En períodos de crisis, la divisa pasa a ser el recurso primordial de ciudadanos comunes -las llamadas “personas humanas” en el decreto- que intentan protegerse de los incendios que, también recurrentemente, arrasan a ese país.
Como lo fue en los años 1990 y en los 2000, ahora, en umbrales de los 2020, el dólar vuelve a estar en el centro de la escena como una tabla que mide la salvación y el hundimiento para el común de los argentinos. Y, naturalmente, para las instituciones también.