La Comisión Europea propuso la semana pasada una nueva directiva para acotar el uso del greenwashing, es decir, a las declaraciones ecológicas vagas y engañosas con el fin de mejorar la imagen de una organización sin ir acompañadas de acciones medioambientales concretas. La Unión Europea busca con la aprobación de esta legislación mejorar la protección […]
InternacionalDirigentes Digital
| 29 mar 2023
La Comisión Europea propuso la semana pasada una nueva directiva para acotar el uso del greenwashing, es decir, a las declaraciones ecológicas vagas y engañosas con el fin de mejorar la imagen de una organización sin ir acompañadas de acciones medioambientales concretas. La Unión Europea busca con la aprobación de esta legislación mejorar la protección al consumidor.
La Directiva contra el greenwashing, o blanqueo ecológico, ayudará a aportar fiabilidad y transparencia en torno al marketing ecológico en la Unión Europea, al establecer qué deben hacer las empresas para demostrar y comunicar sus credenciales “verdes”.
La propuesta de la Comisión establece reglas mínimas para que las empresas respalden sus afirmaciones, incluida la prohibición de utilizar cualquier sistema de calificación de productos que no se base en las reglas comunes de la Unión Europea. También establece requisitos mínimos de transparencia para las etiquetas de sostenibilidad, como el sello ecológico de la UE, que deberán ser verificadas por un tercer actor independiente.
Asimismo, se establece un registro para este tipo de etiquetado para aportar fiabilidad a este tipo de reclamos ya que, en la actualidad, hay 230 etiquetas de sostenibilidad y 100 etiquetas de energía verde en la UE, con niveles de transparencia muy diferentes. La Comisión alega que la situación actual genera confusión y desconfianza entre los consumidores.
Además, las autoridades competentes deberán hacer cumplir esta disposición con controles regulares y sanciones severas en caso de infracción. La directiva también afectará a las empresas con sede fuera de la UE que dirijan sus comunicaciones a los ciudadanos comunitarios.
Entre las áreas que, de momento, no cubre la propuesta se encuentra el concepto de "neutralidad de carbono", que, según grupos de defensa del medioambiente, es usado constantemente en las estrategias de marketing de las organizaciones empresariales para blanquear la comercialización de sus productos.
También se excluyen mensajes publicitarios y comunicaciones ya cubiertas por la normativa existente, como la etiqueta ecológica o el logotipo de alimentos orgánicos. Para entrar en vigor, a la directiva todavía le queda recorrido legislativo: debe ser aprobada por el Parlamento Europeo y el Consejo.
En un estudio llevado a cabo por la Comisión Europea sobre productos comercializados en el espacio común, se destaca que en el 37% de los casos, la etiqueta incluía declaraciones vagas y generales como, “ecológico” y “sostenible” con el objetivo de transmitir la impresión infundada a los consumidores de que un producto no tenía un impacto negativo en el medio ambiente. Además, en el 59 % de los casos, el empresario no había proporcionado pruebas para respaldar las comunicaciones que alegan que sus productos eran ecológicos. Asimismo, en el 42 % de los casos, las autoridades tenían motivos para creer que dichas afirmaciones podían ser falsas o engañosas.