A finales de julio, una pregunta se repetía con insistencia en las presentaciones de resultados de los bancos españoles. ¿Piensa este banco en fusionarse con algún otro? En la mayor parte de los casos, los dirigentes bancarios respondieron con evasivas, pero dejando la puerta abierta a que era una posibilidad. Solo uno de los bancos […]
BancaDirigentes Digital
| 25 sep 2020
A finales de julio, una pregunta se repetía con insistencia en las presentaciones de resultados de los bancos españoles. ¿Piensa este banco en fusionarse con algún otro? En la mayor parte de los casos, los dirigentes bancarios respondieron con evasivas, pero dejando la puerta abierta a que era una posibilidad. Solo uno de los bancos expresó su preferencia por unirse a otra entidad: Bankia.
El entorno era propicio y los responsables políticos a nivel español y europeo lo demandaban. Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, llevaba repitiendo desde el principio de la pandemia que se necesitaban fusiones en el terreno bancario para asegurar que el sistema se sostenía, a pesar de que la posición de los bancos en esta crisis es más sólida que en 2008.
De hecho, pasó de decir que era urgente que se acelerara la consolidación bancaria a avisar de que se verían movimientos en las siguientes semanas. El primer banco en recoger el guante fue Bankia que, en palabras de su consejero delegado, dijo el 28 de julio que había “un caldo de cultivo favorable para ver un proceso de fusión adicional”. Fue incluso más explícito con respecto a la entidad que representa: “Somos favorables a las fusiones”.
Mientras Sevilla reconocía en Madrid que tendría sentido una operación de consolidación, en Barcelona, su homólogo en CaixaBank, respondió con más cautela. Gonzalo Gortázar respondió tres días después que la entidad de origen catalán no formaría parte de operaciones corporativas de fusión o absorción: “No nos hace falta una operación corporativa”. De ese modo, Gortázar negó la posibilidad de que CaixaBank formara parte del proceso que tanto alentaba de Guindos, a la vez que dejó la puerta abierta a que pudieran surgir oportunidades.
No obstante, según se ha conocido después, durante esos días algo se movió en el ambiente. El presidente de Bankia, Ignacio Goirigolzarri, quien también será presidente del nuevo CaixaBank, explicó en la rueda de prensa del proyecto de fusión que el origen de la operación estaba en la Fundación Bancaria “la Caixa”, propietaria del 40% de CaixaBank.
“Esta operación se origina por un acercamiento del accionista mayoritario de Caixa al accionista mayoritario de Bankia”. Parafraseando a Goirigolzarri, la Fundación Bancaria “la Caixa” propuso al Ministerio de Economía estudiar un proyecto para unir Bankia y CaixaBank. De ese modo, el inicio de la nueva CaixaBank partió de la entidad que preside Isidro Fainé.
Tanto la Fundación “la Caixa” como el Ministerio de Economía “llegaron a la conclusión de que podía tener sentido explorar esa posibilidad”, dijo Goirigolzarri, aunque evitó precisar en qué fechas. Después de eso, se planteó la posibilidad a los consejos de administración de las dos entidades, quienes analizaron de manera preliminar si la fusión podía tener sentido industrial y financiero.
El día 22 de agosto ambos bancos convocan a sus consejos para el día 25, lo que Goirigolzarri considera como el inicio de las negociaciones. “Antes hay una reunión, conversaciones e interés común en estudiar un proyecto”, restó importancia el dirigente vasco. Así, el 25 de agosto se acordó contratar asesores jurídicos, auditores y bancos de inversiones que han llevado el análisis de la operación.
Los rumores trascendieron durante esa semana y la siguiente, cuando algunos medios informaron de que Bankia y CaixaBank estaban estudiando la fusión. El propio de Guindos emplazó el 1 de septiembre al gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, a responder a la pregunta que tanto se había oído en España. “Deberían preguntárselo al gobernador del Banco de España”, dijo de Guindos, consciente de que de Cos participaba en el mismo foro, organizado por la APIE, apenas unas horas después.
A finales de esa semana, el jueves por la noche, los dos bancos confirmaron que estaban analizando la posibilidad de fusionarse y, el viernes por la mañana, el Banco de España confirmó que conocía que dichas negociaciones estaban teniendo lugar. Así, lo que empezó como un “acercamiento” de “la Caixa” al Estado acabará como el mayor banco de España en activos. A la vez, la cuestión tantas veces repetida siguió sin encontrar la respuesta que esperaba, al menos en las ruedas de prensa de los bancos.