En los últimos 50 años el consumo energético per cápita en el mundo ha aumentado un 60%, provocando un incremento de las emisiones del CO2 del 65%. Este incremento viene impulsado, en gran medida, por el mayor volumen de vehículos a motor. En este sentido, el transporte representa alrededor de un tercio del consumo de […]
NacionalDirigentes Digital
| 11 jun 2018
En los últimos 50 años el consumo energético per cápita en el mundo ha aumentado un 60%, provocando un incremento de las emisiones del CO2 del 65%. Este incremento viene impulsado, en gran medida, por el mayor volumen de vehículos a motor. En este sentido, el transporte representa alrededor de un tercio del consumo de energía en los países miembros de la Unión Europea y más de un quinto de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Acerca de esa problemática, la Fundación Gas Natural Fenosa presentó “La calidad del aire en las ciudades. Un reto mundial”. El objetivo de este libro es destacar que “la calidad del aire es un problema tan importante como el cambio climático, y con efectos adversos más inmediatos, cuya solución requiere de la colaboración de todos”, explicó Martí Solà, director general de la Fundación.
Actualmente sólo una de cada diez personas vive en una ciudad que cumple con los valores guía de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas guías de la OMS son más restrictivas que la legislación europea, que cuenta con algunos valores límite u objetivos que se fijaron a finales de la década de 1990, y no se han modificado desde entonces. Existe, por lo tanto, una clara necesidad de aproximarse a los valores guías de la OMS, sobre todo en los contaminantes con mayor impacto en la mortalidad, como las partículas (PM2.5 y PM10).
Además de estos contaminantes, que provocan casi 400.000 muertes al año en Europa, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, ‘La calidad del aire en las ciudades’ también tiene en cuenta otros, como dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno y óxidos de nitrógeno (NO2, NOx), plomo (Pb), benceno (C6H6), monóxido de carbono (CO), arsénico (As), cadmio (Cd), níquel (Ni), Benzo(a)pireno (B(a)P) y ozono (O3).
En este campo, los vehículos a gas natural (VGN) tienen un papel determinante para mejorar la calidad del aire, específicamente en concentraciones de NO2 y material particulado (PM10 y PM2.5) en las grandes ciudades. Esta es una de las conclusiones de la experiencia realizada en Madrid y Barcelona por José María Baldasano, catedrático de Ingeniería Ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña y miembro del Barcelona Supercomputing Center, que analiza diversos escenarios a partir de sustituir un porcentaje de la flota de vehículos actuales por otros a gas natural.
El escenario que supone una mayor variación de emisiones es el Escenario Suma (ES), que implica una disminución de las emisiones de precursores de O3 (NOx, COVs) y otros contaminantes (CO, SO2, NH3, PM10, PM2.5) para el área de Barcelona de 38t/día (13.800 t/año) y para el área de Madrid de 99t/día (35.800 t/año). En total, casi 50.000 toneladas menos de emisiones, motivadas por la sustitución del 11,2% de los vehículos en Barcelona y del 13,4% en Madrid a vehículos a gas natural.
La sustitución de autobuses y de vehículos pesados de transporte de mercancías son menos relevantes (representan menos del 0,25% del total del parque de vehículos), aunque se reducen considerablemente las emisiones de SO2 y partículas (PM10 y PM2.5), debido a la gran influencia que tienen los vehículos pesados diésel en las emisiones de estos contaminantes.
La transformación a gas natural de ciertas flotas de vehículos diésel o gasolina se presenta como una opción factible para la reducción de concentraciones de NO2 y especialmente de material particulado (PM10 y PM2.5) en las grandes ciudades como Barcelona o Madrid, que implica una mejora de la calidad del aire.