Tras tres meses en estado de alarma por el coronavirus, el tejido empresarial está reiniciando su actividad en esta nueva normalidad. Pese a ello todavía están suspendidos en el aire algunos interrogantes, tales como cuándo finalizará la crisis y cómo se reactivará la economía. En cualquier caso, el punto de partida refleja un futuro difícil. […]
MotorDirigentes Digital
| 02 jul 2020
Tras tres meses en estado de alarma por el coronavirus, el tejido empresarial está reiniciando su actividad en esta nueva normalidad. Pese a ello todavía están suspendidos en el aire algunos interrogantes, tales como cuándo finalizará la crisis y cómo se reactivará la economía. En cualquier caso, el punto de partida refleja un futuro difícil. De hecho, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado esta semana que la economía española ha sufrido un desplome histórico del 5,2% en el primer trimestre del 2020, respecto al anterior. Mientras que las cifras actualizadas del Fondo Monetario Internacional (FMI) ubican a España a la cabeza de la recesión mundial. El organismo augura una contracción del 12,8% del PIB durante la primera mitad del año.
Pese a este escenario, en la jornada organizada por la consultora LLYC, los participantes invitaron al optimismo porque argumentan que hay motivos. El profesor de Economía y Dirección Financiera del IESE, Xavier Vives, recalca dos notas positivas. La primera es que “Europa ha reaccionado de manera bastante adecuada a la crisis con relación a España y, segundo, la pandemia nos da oportunidades de transformación de la sociedad y la economía hacia el entorno económico-social verde y sostenible”. No obstante, Vives aseguró a DIRIGENTES que “de los países europeos, España ha sido de los más tímidos en dar ayuda a empresas y ciudadanos por su posición fiscal débil” y añade que los procedimientos burocráticos han alargado los procesos por los que la sociedad las recibía.
“Lo que se nos hace muy complejo es gestionar la incertidumbre, más aún que un problema concreto y conocido”, asegura el director general de Turismo de la Generalitat de Catalunya, Octavi Bono, pero insiste en que a esto hay que incorporar otro elemento, el optimismo. Si bien esta actividad ha sido una de las más perjudicadas de esta crisis, Bono recuerda que los retos que enfrentaban como sector antes del 13 de marzo continúan estando presentes, simplemente la COVID-19 ha intensificado determinadas situaciones. Ha plasmado la necesidad de ajustar su oferta para seguir siendo competitivos y, en este sentido, la innovación y sostenibilidad son dos ingredientes necesarios.
Haciendo un repaso por las diferentes ayudas que están sobre la mesa: el Banco Central Europeo (BCE) ha prometido un plan de 600.000 euros, Alemania un paquete de estímulos de 130.000 millones, la UE, por su parte, habla de 750.000 millones (de los cuales 500.000 millones serán en transferencias) o el impulso que ha dado el Gobierno español a sectores como turismo, automóvil o los 16.000 millones para las Comunidades Autónomas. Considerando todas estas cifras, el profesor de Economía y Dirección Financiera del IESE señala que todo esto supone una primera solución para parar el golpe, puesto que se requiere financiar y dar liquidez. Pero, superada esta fase inicial, reitera que después hay que mirar hacia el futuro y “pensar en que las ayudas deben ir encaminadas a la transformación”, aludiendo en este sentido a conseguir un turismo de calidad. La clave para conseguir una mayor resiliencia reside en diversificar. “No quiere decir que el turismo tenga que disminuir su peso en términos absolutos, sino que sí debe crecer el peso de otros sectores en términos relativos”, recalca Vives.
En relación a los planes para apoyar los diferentes ámbitos económicos, una de las ideas más subrayadas en la jornada ha sido la necesidad de contar con una estrategia industrial más adecuada. De hecho, el consejero delegado de Ficosa, Xavier Pujol, recalcó que “no se ha impulsado un plan de reactivación industrial” y, para ello, comenta que la responsabilidad público-privada tiene que ir de la mano. “La industria es lo que da sostenibilidad a un país, equilibra la sociedad y genera riqueza”, expresa Pujol.
“Me preocupa que sea un Plan Marshall mal gestionado y mal invertido”
Al hablar de industria Pujol comenta que la COVID-19 ha dado una segunda oportunidad, en cuanto a que España tiene ocasión de recibir fondos públicos y es también el momento de invertirlos bien. “Tenemos esa capacidad de estar en el mundo digital, de utilizar la inteligencia artificial, de dedicar recursos a la sostenibilidad y de ir hacia la industria 4.0“, dice. Alega que, ahora, con la relocalización de productos para ubicarlos donde está del consumidor (sanidad y automoción), se puede ser más eficientes. Recuerda asimismo, el peso de la automovilística: España es el segundo productor europeo y el octavo a escala mundial.
“La apuesta industrial es fundamental, una industria digitalizada, limpia. En definitiva, industria de futuro”
Por su parte, la presidenta del Puerto de Barcelona, Mercè Conesa, recalca que “lo importante es la eficiencia de la cadena logística” en este momento en el que el consumo de vehículos ha retrocedido. Incide en que se tienen que combinar dos medidas: incentivo a la demanda y mantener la posición española como segundo productor de coches europeo. En esto la logística y las infraestructuras portuarias pueden ayudar, comenta Conesa. “Los puertos del norte están muy colapsados y podemos actuar como puerta de la exportación y es muy importante conservar la industria del automóvil en España, localizada, pero también mirar con amplitud el mapa en el que nos movemos”.