Se presupone que un buen vino se distingue por su sabor, pero a la hora de escoger uno de entre los muchos que hay en un lineal, el consumidor puede guiarse por algo más que eso. Esa distinción tiene que llegar a la fuerza por las características del propio vino o bien, por la manera […]
Dirigentes Digital
| 14 dic 2020
Se presupone que un buen vino se distingue por su sabor, pero a la hora de escoger uno de entre los muchos que hay en un lineal, el consumidor puede guiarse por algo más que eso. Esa distinción tiene que llegar a la fuerza por las características del propio vino o bien, por la manera en que se produce.
Entre esas posibilidades, la apuesta por la sostenibilidad emerge como una manera de entrar en las neveras de hogares y restaurantes. Las bodegas que apuestan por la sostenibilidad “son más rentables”, dice a DIRIGENTES Elena Calvo, directora del Área de Gestión de la Innovación de Fundación CIRCE.
Esta organización de más de 28 años de historia se dedica a investigar soluciones tecnológicas para el sector industrial, en particular en el segmento de sostenibilidad y gestión de redes. Su última investigación nace de un proyecto europeo llamado ECO-PROWINE que busca evaluar cómo se puede mejorar la producción de vino.
En conjunto, se estudiaron hasta 18 indicadores de 90 bodegas que permiten comparar el grado de sostenibilidad de cada una de ellas. Eso supuso el primer paso para obtener el soporte científico suficiente para aplicarlo en el sector. “Lo que hacemos es ver cómo eso puede ayudar a las empresas, al sector del vino español a mejorar su sostenibilidad y su competitividad”, explica Calvo.
El indicador resultante ha derivado en un sello que identifica las bodegas que mejoran los índices necesarios. No obstante, el propósito de dicho sello es que la empresa continúe mejorando y lo siga haciendo el sector, dado que el segundo año se realiza un seguimiento a la compañía para validar la consecución de las actividades de mejora propuestas durante el primer año y así acreditar que la bodega ha conseguido mejorar un 10% en esos marcadores durante este periodo y, este etiquetado se mantendrá llevando a cabo el mismo procedimiento en ciclos de dos años.
Los más importantes tienen que ver con la contribución de la producción al cambio climático, la toxicidad de los residuos para humanos, la utilización del agua o el cuidado del suelo, así como aspectos sociales como la participación de mujeres en la empresa. La aplicación de estos principios tiene dos beneficios principales, según Calvo.
En primer lugar, se optimiza el uso de recursos, lo que redunda en la reducción de costes. “Si estamos teniendo un uso adecuado de combustible nos va a ayudar porque esa reducción de recursos es una reducción de costes”, ejemplifica la responsable de la Fundación CIRCE.
Por otro lado, el consumidor busca productos respetuosos con el medio ambiente. “Estamos viendo que los consumidores cada vez valoran más este sello de sostenibilidad”, avanza Calvo, si bien hay distribuidoras minoristas en el extranjero que exigen este tipo de sellos. El hecho de contar con él “hace que marcas españolas puedan exportar”, teniendo en cuenta que estos retailers “piden un esfuerzo en sostenibilidad demostrable para poder exportar allí y poner la botella en el lineal”.
Las bodegas españolas se están interesando por la sostenibilidad, según cuentan desde esta Fundación, dados los beneficios que puede aportar. Pagos del Moncayo, Bodegas Borsao, Grandes Vinos y Viñedos y Bodegas César Velasco ya han conseguido el sello ECO-PROWINE. Lo positivo es que a aquellas bodegas que no consiguen la etiqueta se les envía un informe explicativo sobre cómo mejorar los aspectos y procesos en los que hayan tenido una calificación más baja, de modo que el sector se acaba beneficiando de esta dinámica.
“Hasta ahora estamos viendo mejoras en viña y en bodega”, aclara Calvo. En particular, nombra diferentes procesos como la aplicación de fertilizantes, mejora de las técnicas de recogida, optimización de procesos dentro de la bodega, menores consumos de energía, mejores procesos de tratamiento, seguimientos de esos procesos y control de calidad.