¿Cuál es el panorama al que tienen que atenerse los inversores en la actualidad? El panorama se presenta incierto y los activos de riesgo comienzan a generar mal de altura entre los expertos. Aún existen motivos para el ánimo, basados en una recuperación de la economía intensa para este año, vacunación, reapertura económica y estímulos […]
BolsasEl panorama se presenta incierto y los activos de riesgo comienzan a generar mal de altura entre los expertos. Aún existen motivos para el ánimo, basados en una recuperación de la economía intensa para este año, vacunación, reapertura económica y estímulos mediantes, aunque las valoraciones bursátiles alcanzadas tras el último año de alzas y rentabilidades históricas de los índices, simultaneadas con resultados corporativos negativos, son prohibitivas y observadas con el debido recelo.
Aunque situada en niveles todavía históricamente bajos, la inflación se ha convertido en motivo de inquietud inversora por primera vez en décadas.
El mercado de deuda suele ser el primer testigo y los Bond Vigilantes comenzaron a rehusar la compra de deuda USA en marzo de 2020. Transcurrido un año de desconfianza y ventas, se ha producido una caída del precio de los bonos americanos a largo plazo del 20% y la divergencia de opiniones sobre inflación existente entre la FED y el mercado no ayuda.
El mercado descuenta un fuerte repunte de precios IPC en próximos meses, hacia el 3.5%-4%, mientras la FED opina que será un repunte menor y sólo transitorio.
Las espadas están en alto y la FED contra la pared. La inflación puede subir más allá y durante más tiempo del que la FED presupone, de manera más fuerte y enraizada de lo que podría controlar, máxime si comienza a actuar tarde tal como se asume después de los cambios en política anunciados el pasado mes de agosto en Jackson Hole.
La preocupación se intensificará gradualmente en la medida que las presiones inflacionistas se acentúen y notablemente si las proyecciones de los Bond Vigilantes terminan siendo las certeras.
El indicador de expectativas de inflación del mercado “5yr US Breakeven Inflation Rate” se ha disparado al alza superando niveles máximos de la última década.
Una desviación de la inflación alejada de los pronósticos de la FED supondría alterar las condiciones monetarias antes de lo previsto, previsiblemente requeriría intervención adicional en los mercados para controlar las consecuencias, con empleo de herramientas consideradas heterodoxas como las compras de deuda, políticas de Control de la Curva de Tipos, Operación Twist.. Comenzará así un círculo vicioso en el que la FED tendrá que responder comprando cada vez más deuda para mantener los tipos bajos y facilitar al Tesoro el éxito en sus emisiones, haciendo crecer el balance y erosionando la imagen, credibilidad y confianza.
La inflación es una preocupación real y su impacto eventual en la deuda también. Sólo la semana pasada la FED actuó con gran intensidad para mantener los tipos a raya, aumentando su balance en $84.000 millones hasta elevar el total a máximos históricos de $7.79 billones, ¡y subiendo!
Es conveniente adoptar una postura inversora gradualmente más selectiva y prudente.
La economía crecerá fuerte (el consenso de estimaciones apunta al +6.4% España, o un 6.5% Estados Unidos), el consumo y las ventas de empresas crecerán aunque el mercado USA se encuentra sobrevalorado alrededor del 40%, según comparativa histórica, y los riesgos están a la vista.
Frente a esos riesgos, la FED y sus políticas de reflación de activos también son activos y visibles.
De ahí la relevancia de eventuales presiones inflacionistas, si la FED se equivoca y la inflación se acelera tendrá que actuar antes de lo previsto, ¿taper tantrum?, ¿tipos? Con incidencia inmediata sobre los mercados de bonos, de acciones y también sobre los metales.
En un contexto de mejora de beneficios pero también de inflación, alzas de impuestos y de tipos en un futuro previsible, las dudas crecerán junto con la volatilidad, por cierto arrestada por largo tiempo, y los gestores e inversores encontrarán las claves en la flexibilidad y selección/ponderación cuidadosa de activos y sectores.
Efectivamente, el escenario más probable para el corto plazo es correctivo para las bolsas. En principio no es de esperar aún una caída muy profunda, y será seguido de un nuevo impulso alcista e intento de reconquistar los niveles máximos recientemente alcanzados, previsiblemente serán marginalmente superados y será entonces cuando llegue el verdadero riesgo de mercados de largo plazo.
La volatilidad tenderá a regresar junto con la incertidumbre, los techos de mercado de largo plazo son procesos con duración de semanas y meses, a diferencia de los suelos que tienden a ser más rápidos, en ocasiones súbitos. El proceso de formación de techo estructural podría estar ya en desarrollo y diversos testigos así lo sugieren.
La economía es demasiado dependiente de estímulos monetarios y fiscales, del crecimiento de la deuda, pero ha quedado comprobada su vulnerabilidad cada vez que esos estímulos se retiran de la escena y llegará el día.
Además, la Ley de Retornos Decrecientes se impuso tiempo atrás y cada vez es necesario inventar más unidades de deuda para conseguir la misma unidad de crecimiento de PIB.
La sostenibilidad es un factor de gran relevancia para el futuro. Se están realizando inversiones de gran volumen y calado buscando eficiencia energética y el cambio de fuentes de energía fósiles hacia otras de carácter verde es un hecho realmente trascendental.
Las transformaciones energética y digital son de carácter secular y están alterando el comportamiento de las economías y consumidores. Paulatinamente irán quedando en el camino sectores obsoletos (como los relacionados con la exploración, extracción, refino o transporte de energías fósiles), despejando el futuro a otros (energías sostenibles, motores eléctricos, paneles solares, parques eólicos, baterías o tecnologías asociadas).
Reducir gradualmente los cíclicos, salvo excepciones en tecnología y desarrollo sostenible, y aumentar ponderación en sectores “value”, buscando las mejores empresas o diversificar acumulando activos refugio como el sector metales son medidas prudentes y convenientes.