El crecimiento económico y el envejecimiento poblacional en los países occidentales afectarán a la recaudación impositiva. Según el informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Funding the Future: The Impact of Population Ageing on Revenues across Levels of Government, el efecto demográfico tendrá implicaciones en los ingresos salariales, los […]
NacionalDirigentes Digital
| 06 sep 2022
El crecimiento económico y el envejecimiento poblacional en los países occidentales afectarán a la recaudación impositiva. Según el informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Funding the Future: The Impact of Population Ageing on Revenues across Levels of Government, el efecto demográfico tendrá implicaciones en los ingresos salariales, los activos disponibles y los patrones de consumo a lo largo del ciclo vital, además del propio cambio estructural en la población.
El estudio tiene como objetivo cuantificar el efecto del envejecimiento poblacional en la flotabilidad fiscal –un indicador para medir la eficiencia y la capacidad de respuesta de la movilización de ingresos cuando hay un cambio en el PIB– en los países miembros de la OCDE.
Para realizar las previsiones a futuro, la OCDE se ha basado en la evolución de la recaudación impositiva sobre el porcentaje del PIB entre 1995 y 2018. En los 23 años analizados, apenas ha variado el peso de la misma sobre el total de la economía. En el caso de España, todos los tributos han aumentado su peso en la economía en el periodo analizado: el IRPF, 0,2 puntos porcentuales; el impuesto de sociedades (+0,8 pp); las cotizaciones a la seguridad social (+0,5 pp); el impuesto sobre la propiedad (+0,7 pp); y el IVA (+1,1 pp).
Además, en relación a nuestro país, la OCDE apunta a que, en la actualidad, ocupamos la séptima posición de las naciones más envejecidas de las 38 –la edad media de la población española se sitúa en torno a los 43 años–. Se espera que para 2040 esta tendencia se intensifique. Una de las principales consecuencias es la reducción del porcentaje de población en edad de trabajar: se pasará del 66% actual, al 58% en tan solo dos décadas.
En muchos países de la OCDE, la financiación de los sistemas de salud se verá sometida a una gran presión durante las próximas décadas. La organización prevé que el envejecimiento de la población aumente la demanda de los sistemas de salud de los países miembros y reduzca la fuerza de trabajo. La OCDE espera que ambos factores tengan un impacto negativo en la sostenibilidad de los sistemas nacionales de salud.
Otra de las previsiones que hace la OCDE es que la presión fiscal sobre los presupuestos gubernamentales sea asimétrica, tanto entre los países como dentro de ellos. Las diferencias entre estos se darán porque cada uno contará con un ritmo de envejecimiento, además de los dispares flujos de financiación y asignaciones de ingresos y gastos en todos los niveles de gobierno.
Dado que los gobiernos dependen más del IRPF y el Impuesto de Sociedades, se espera que el envejecimiento de la población conduzca a una caída de hasta el 8% de los ingresos (por habitante) en 34 de los 38 países.
El informe compara los ingresos de los seis principales impuestos que tienen en común los Estados miembros: el IVA, la Seguridad Social, el IRPF, el Impuesto de Sociedades, el de Patrimonio y, por último,
Se espera que, para 2040, casi la mitad de los países de la OCDE vean un impacto positivo del crecimiento demográfico en sus arcas públicas, aunque si analizamos los ingresos per cápita, solo se espera que mejoren cuatro de los 38 países miembros. Esto se debe a que la propia OCDE estima que los efectos del crecimiento de la población sean sustancialmente mayores que los efectos del cambio en la estructura poblacional, al menos durante el período previsto.
Aunque la composición del impuesto tiende a variar poco a lo largo del tiempo, existe una diferencia sustancial entre países. Algunos países dependen sustancialmente del IRPF, suponiendo en estos casos más del 40 % de todos los ingresos fiscales. Por ejemplo, en Dinamarca, Islandia, Estados Unidos y Australia. Situación completamente opuesta a la de Colombia o Chile, donde los ingresos por renta suponen el 8,3% y el 6,8% de los ingresos totales, respectivamente.