Los semiconductores se han convertido en un elemento fundamental de la revolución digital. Su propiedad hace que sea el material base para fabricar circuitos integrados, que están presentes en los teléfonos móviles, ordenadores, tablets, vehículos, etc. Es decir, en la mayoría de los dispositivos que precisan de tecnología. Sin embargo, desde la segunda mitad de […]
Los semiconductores se han convertido en un elemento fundamental de la revolución digital. Su propiedad hace que sea el material base para fabricar circuitos integrados, que están presentes en los teléfonos móviles, ordenadores, tablets, vehículos, etc. Es decir, en la mayoría de los dispositivos que precisan de tecnología. Sin embargo, desde la segunda mitad de 2020 se ha abierto una crisis de abastecimiento que está poniendo en jaque a muchos sectores.
Básicamente son dos: el aumento de la demanda y la falta de productores. En el primer caso, la pandemia hizo que las fabricas se vieran obligadas a cerrar y a dejar de fabricar estos productos, pero la demanda de estos materiales nunca bajó, sino que se vio aumentada. Por otro lado, el mercado de los semiconductores está dominado por un duopolio: TSMC (de Taiwán) y Samsung Electronics (de Corea del Sur), que han relegado a otras empresas (Global Foundries, UMC y SMIC, por ejemplo) a papeles satélites. Las fábricas de TSMC y Samsung son claramente el cuello de botella de toda la cadena mundial de semiconductores. “Con sus carteras de pedidos repletas, pueden subir sus precios y, sobre todo, elegir a sus clientes y centrarse en el “leading edge” (la parte más rentable del mercado), principalmente clientes como Apple, Qualcomm, Nvidia, AMD y Mediatek”, comenta Jan Viebig, CIO de Private Wealth Management y Laurent Denize, Global Co-CIO Oddo BHF.
Dado que los semiconductores representan alrededor del 12% del PIB de EE.UU., la escasez podría elevar la inflación de los bienes (significativamente) y socavar las perspectivas de crecimiento. Denize señala que los fabricantes de smartphones como Apple, para los que los semiconductores son un componente importante en los costes de producción, “se están viendo afectados de lleno por el aumento de los precios de estos componentes. Apple no podrá repercutir en sus precios de venta todo el encarecimiento de los componentes”, asegura.
Uno de los problemas u oportunidades en el largo plazo es que la demanda seguirá aumentando. Un área de crecimiento importante para los semiconductores en la próxima década será el Internet de las Cosas (IoT), en el que los dispositivos llevan incorporados sensores y software y se conectan entre sí a través de Internet.
“Las aplicaciones potenciales son enormes. Las fábricas inteligentes son un ejemplo clave, ya que permiten supervisar una planta de producción a distancia. Se puede controlar todo, desde el uso de la energía de una máquina hasta su tiempo de inactividad, así como los almacenes e inventarios, lo que ayuda a mejorar la eficiencia, liberar capacidad y reducir costes”, asegura Vijay Anand, analista de renta variable europea en Schroders. Según Statista, se prevé que el número de dispositivos conectados al IoT aumente de 7.740 millones en 2019 a 25.440 millones en 2030.
Por si fuera poco, la meteorología también se torna fundamental debido a que la fabricación de semiconductores necesita de mucha agua para poder limpiar sus componentes. En estos momentos Taiwán está atravesando una fuerte sequía y “sin un suministro de agua garantizado muchas fábricas no pueden producir los chips demandados por el mercado mundial. Una de las medidas que se ha tomado es obligar a los usuarios industriales de alto volumen a reducir el uso de agua en un 13%, donde se incluyen estos fabricantes”, aseguran en Portocolom.
Inversión
Los sectores más dependientes de estos semiconductores pueden verse altamente afectados en los próximos meses por la falta de abastecimiento. Además, y como se ha señalado, algunas compañías como Apple tienen más complicado trasladar el coste del aumento de los precios que otras como los fabricantes de los automóviles.