¿Todavía no sabes qué son los filtros burbuja? Pues no es por asus tarte, pero sus creadores sí saben quién eres tú. Conocen tus gustos, preferencias, ideología política, orientación sexual, afinidades, restaurantes favoritos e, incluso, dónde estás pensando ir en tu próxima escapada romántica. Los filtros burbuja son algoritmos diseñados por las redes sociales y […]
Dirigentes Digital
| 23 oct 2023
¿Todavía no sabes qué son los filtros burbuja? Pues no es por asus tarte, pero sus creadores sí saben quién eres tú. Conocen tus gustos, preferencias, ideología política, orientación sexual, afinidades, restaurantes favoritos e, incluso, dónde estás pensando ir en tu próxima escapada romántica.
Los filtros burbuja son algoritmos diseñados por las redes sociales y las plataformas de tecnología para personalizar la información que se muestra a cada usuario y así ofrecer una experiencia más “satisfactoria”. Estos algoritmos utilizan datos como el historial de navegación, las interacciones pasadas y las preferencias mostradas para determinar qué contenido es relevante para ti. Algo que, sobre el papel, puede sonar interesante pero que, en la práctica, puede tener consecuencias más profundas y complejas.
Porque, ¿cómo funcionan los filtros burbuja? Cuando un usuario interactúa con una plataforma determinada, esta comienza a recopilar datos sobre sus comportamientos, tiempos de uso y preferencias. A medida que el usuario la continúa utilizando, los algoritmos procesan esta información y determinan qué contenido mostrarle a continuación para evitar que se marche. Si, por ejemplo, un usuario interactúa principalmente con contenido político de carácter conservador es más probable que los algoritmos le muestren más contenido de ese signo político en el futuro. Esto crea una especie de burbuja digital en la que el usuario está expuesto principalmente a información y opiniones que refuerzan sus creencias existentes, favoreciendo, en último término, una mayor polarización de la sociedad.
De alguna forma, estos algoritmos logran que cada uno de nosotros vivamos en nuestra propia realidad digital, haciéndonos creer que nuestras creencias y preferencias son también las predominantes en nuestro entorno físico.
Además, este tipo de filtros afectan a la calidad de la información que recibimos, ya que es sesgada y parcial, lo que a la larga se traduce en una mayor desconfianza hacia los medios de comunicación porque sentimos que no nos están contando toda la verdad.
Y es en este punto donde, como ciudadanos, debemos reaccionar. Porque, si bien es comprensible que las plataformas tecnológicas deseen mantener a sus usuarios comprometidos y satisfechos, también es legítimo exigir la articulación de mecanismos que permitan minimizar el impacto que este tipo de estrategias comerciales tienen sobre el conjunto de la sociedad. Para ello, es necesaria una regulación que les obligue a ser más transparentes acerca de cómo funcionan sus algoritmos y a ofrecer a los usuarios opciones para controlar la personalización de su experiencia de uso.
En paralelo, los usuarios también podemos tomar medidas para combatir estos filtros. ¿Cómo? Diversificando nuestras fuentes de información, eliminando el historial de navegación, utilizando las herramientas de privacidad que ofrecen las plataformas o, simplemente, tratando de ejercitar el pensamiento crítico.
En definitiva, el hecho de que los filtros burbuja sean una realidad de la que es difícil escapar hoy en día, no nos debe hacer rehenes de sus consecuencias. Su impacto en la diversidad de opiniones y en la calidad de la información que recibimos son razones lo suficientemente importantes como para que tomemos consciencia y actuemos. De ello depende, en último término, nuestra propia libertad.