Confiar en el negocio, quererlo y defenderlo hasta la saciedad. Estas son las tres premisas que han guiado a Roberto de la Cuerda (Madrid, 1972) a lo largo de su trayectoria profesional. Emprendedor por vocación, la cadena de franquicias que regenta ha conseguido en tan solo seis años facturar nueve millones de euros y emplear […]
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| 13 may 2019
Confiar en el negocio, quererlo y defenderlo hasta la saciedad. Estas son las tres premisas que han guiado a Roberto de la Cuerda (Madrid, 1972) a lo largo de su trayectoria profesional. Emprendedor por vocación, la cadena de franquicias que regenta ha conseguido en tan solo seis años facturar nueve millones de euros y emplear a cerca de 220 personas.
Decidió emprender en plena crisis económica y, para ello, se jugó sus ahorros. ¿Visión de negocio o poca aversión al riesgo?
¡Una combinación de ambas! Pero sobre todo, las ganas de perseguir un sueño. Antes de crear El Kiosko yo tenía otro trabajo en un sector completamente ajeno a la hostelería, aunque soy un enamorado de este sector desde siempre. Esta situación se vio afectada por la crisis y, por distintos motivos, tuve la oportunidad de montar mi propio restaurante y hacer lo que me apetecía, así que aposté por ello, poniendo, efectivamente, mis ahorros y mis recursos. Y no me equivoqué. La crisis me dio el impulso para emprender y de una situación mala surgió una extraordinaria. También es cierto que me lancé porque tenía la visión de negocio muy clara: poner en marcha el local que imaginaba en mi cabeza como el sitio ideal para mí.
En el momento actual contáis con 10 locales repartidos entre Madrid, Barcelona, Málaga e Ibiza. Precisamente lugares muy turísticos. ¿Guarda alguna relación con la estrategia del grupo?
Además de esos 10 locales estamos a punto de culminar la apertura de cuatro establecimientos en Málaga y en diferentes municipios madrileños (Tres Cantos, Majadahonda y Alcobendas). En cuanto a la ubicación de estos, efectivamente, en nuestra estrategia de expansión influye la atracción turística de la zona, pero también, entre otros factores, su buen clima, ya que la terraza es un ‘must’ para nuestros locales.
¿Ha cambiado algo en el sector a lo largo de estos últimos cinco años?
Sí, y especialmente el consumidor. Ahora el cliente está informado y actualizado las 24 horas del día y no se deja engañar fácilmente por una oferta gastronómica del ‘todo vale’. Lamentablemente hemos estado acostumbrados durante mucho tiempo a eso en el sector. Además, al margen de la calidad del producto, también valora la estética del establecimiento, su disposición o su adaptabilidad.
En un momento de eclosión del sector hostelero, ¿qué os diferencia de la competencia?
El Kiosko es un espacio gastronómico informal pero acogedor, en el que se ofrece un picoteo de calidad, sin artificios, asequible y adaptado a cualquier momento del día. Y todo ello, con un tique medio de 20-25 euros. Ahí reside nuestra diferenciación. Es muy complejo encontrar un local que aglutine todas esas características.
Si volviera a emprender, ¿qué error no cometería?
Volvería a repetirlo todo. Pienso que de lo errores también se aprende y que todo en la vida te enseña a mejorar. En mi caso, no puedo quejarme y la trayectoria de mi negocio ha sido inmejorable. De lo que me arrepiento es de no haberme atrevido a crear El Kiosko antes.
La cadena ha conseguido facturar nueve millones de euros en 2018. ¿Cuál es la previsión para 2019?
Nuestra intención es llegar a los 13-14 millones en este ejercicio, con un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 1,5 millones.