A la hora de rentabilizar el dinero ahorrado, surge la pregunta de qué es más conveniente: si optar por un depósito a plazo fijo o por un producto de inversión. La respuesta dependerá de diferentes factores, como el tipo de inversor que es cada persona o el riesgo que se quiere asumir. Los expertos del […]
A la hora de rentabilizar el dinero ahorrado, surge la pregunta de qué es más conveniente: si optar por un depósito a plazo fijo o por un producto de inversión. La respuesta dependerá de diferentes factores, como el tipo de inversor que es cada persona o el riesgo que se quiere asumir. Los expertos del comparador financiero HelpMyCash.com explican cómo saber cuál nos conviene más.
La tolerancia al riesgo es una de las cuestiones que se deben tener en cuenta, porque determinará desde el primer momento el producto que más se ajusta al perfil del inversor. Por ejemplo, para alguien que no quiere asumir ningún riesgo, la recomendación es contratar un depósito a plazo fijo. Este producto aporta una mayor estabilidad porque no cambia en el tiempo: desde antes incluso de contratarlo se conoce el plazo y la rentabilidad que se obtendrá por el dinero depositado. En otras palabras: lo que se firma es lo que se obtiene y, además, el capital está garantizado.
En cambio, para aquellas personas que están dispuestas a asumir algo o mucho riesgo y buscan una mayor rentabilidad, apostar por los productos de inversión o combinarlos con plazos fijos puede ser una opción mejor. Ahora bien, ¿qué significa exactamente asumir riesgos en el caso de los productos de inversión? Significa que no hay garantía de cuántas ganancias se obtendrán por el dinero invertido ni tampoco se pueden anticipar las pérdidas o a cuánto ascenderán. Como toda inversión, su valor depende directamente de los movimientos del mercado.
La rentabilidad es otro factor a tener en cuenta, porque se asocia inevitablemente al riesgo. En el caso de los productos de inversión, como el riesgo es mayor, la rentabilidad potencial también lo es. En el caso de los plazos fijos, por ejemplo, al tener un riesgo mínimo, la rentabilidad esperada es inferior. En el caso de los ahorradores más conservadores, probablemente muchos se pregunten si vale la pena contratar un depósito o mejor dejar directamente el dinero en una cuenta. Lo cierto es que, tal y como explican desde HelpMyCash.com, es preferible lograr ganancias, por bajas que sean, antes que dejar el dinero quieto, sin rentabilizar.
Preguntarse cuánto tiempo se quiere tener inmovilizado el dinero o bien en cuánto tiempo se quiere obtener rentabilidad es determinante. Por ejemplo, si puedes prescindir durante dos años de esos ahorros, puedes contratar un depósito y recuperar el capital y los intereses generados una vez termine ese plazo.
En el caso de los productos de inversión, el plazo lo marca el cliente. No obstante, lo ideal es marcarse una estrategia y un horizonte temporal e intentar respetarlo. Y, sobre todo, no dejarse llevar por las emociones. Es importante remarcar que si no se tiene mucha experiencia, es más sencillo ganar dinero invirtiendo a largo plazo.
El último factor que hay que tener en cuenta es el funcionamiento de cada uno de los productos. El depósito a plazo fijo es muy sencillo de entender, ya que se trata de depositar una cantidad de dinero durante un tiempo determinado y con unos intereses fijados de antemano. Una vez vencido el plazo, se retira el dinero depositado y las ganancias obtenidas.
La inversión requiere de un mayor conocimiento sobre cómo funcionan los mercados y los productos, y cómo escoger un producto adaptado a nuestro perfil. Es decir, es conveniente dedicar un tiempo a informarse y leer al respecto. Igualmente, cuando se es principiante, lo mejor es empezar por productos sencillos dentro de la inversión, por ejemplo, los fondos de inversión.