Este medio de pago, que ya tiene un siglo de historia, mantiene su hegemonía en nuestro país y ni el pago por móvil ni los wearables han conseguido hacerle sombra. La mayoría de los españoles bancarizados dispone de al menos una tarjeta, pero ¿es suficiente? Hay varias razones por las que deberíamos llevar al menos dos con nosotros.  

1 Robo o pérdida de la tarjeta

Si nos roban o perdemos nuestra tarjeta de débito o de crédito, agradeceremos tener una segunda en la cartera. Si bien en el mismo momento en el que notifiquemos la pérdida de nuestro plástico podremos solicitar uno nuevo, “su entrega puede demorare hasta dos semanas”, explican fuentes del comparador de tarjetas HelpMyCash.com, así que una segunda tarjeta puede sernos de gran utilidad mientras esperamos. 

En cualquier caso, si nos quedamos sin nuestra tarjeta y no disponemos de otra, nuestro smartphone puede convertirse en nuestro mejor aliado. Muchos bancos permiten a sus clientes sacar dinero de un cajero sin tarjeta solicitando un código a través de su app o de su web, por lo que como mínimo podremos disponer de efectivo. Además, algunos bancos, muy pocos por ahora, permiten vincular una nueva tarjeta a un wallet y empezar a pagar con ella desde el mismo momento en el que se solicita, aunque todavía no la hayamos recibido físicamente.

2 El cajero se traga nuestro ‘plástico’

Llega un momento en el que debemos despedirnos de nuestras tarjetas y no siempre es por culpa de la fecha de caducidad. A veces, las tarjetas acaban rotas, los chips dejan de funcionar (el equivalente contemporáneo al clásico problema de las tarjetas desmagnetizadas), se estropea el sistema contactless o el cajero se las traga porque considera que su vida útil ha terminado. Las tarjetas también se deterioran y, cuando eso ocurre, hay que cambiarlas. Si nos encontramos en esa situación, hasta que recibamos la nueva podemos utilizar otra que tengamos en la cartera, que aunque no sea nuestro medio de pago habitual, nos servirá para abonar compras y sacar efectivo. 

3 Pagar menos comisiones al viajar

No todas las tarjetas son iguales. Algunas dan ganas de sacarlas de la cartera y presumir de ellas. Otras, en cambio, son difíciles de mirar. Al igual que en la estética, también hay diferencias en las comisiones, algo que notaremos sobre todo al cruzar nuestras fronteras. “La mayoría de los bancos suelen cobrar alrededor de un 4% cada vez que extraemos efectivo de un cajero internacional y alrededor de un 3% cada vez que la operación se realiza en una moneda distinta al euro”, aclaran fuentes de HelpMyCash. A la hora de viajar, puede resultarnos útil y económico contar con una tarjeta que nos permita extraer efectivo fuera de España sin coste o que aplique una tarifa inferior a la que cobra la banca tradicional y que no nos penalice por el cambio de divisa.

4 Alquilar un coche

Si usamos habitualmente una tarjeta de débito, podemos tener problemas para contratar ciertos servicios. Por ejemplo, es habitual que los establecimientos de alquiler de vehículos soliciten una tarjeta de crédito a sus clientes en las que se retenga una cantidad en concepto de fianza. Por ello, no está de más que una de las tarjetas que llevemos en la cartera sea de crédito, ya que podría sernos útil en casos como el anterior. Además, si un día necesitamos un extra de liquidez con urgencia, podremos recurrir a su línea de crédito. Eso sí, no olvidemos que financiarse con una tarjeta es caro (su interés medio en junio fue del 18,6%, según el Banco de España). Si optamos por pagar una compra a plazos o sacamos dinero a crédito, lo ideal es devolverlo en el menor tiempo posible, para no cronificar la deuda y que los intereses no se disparen, señalan desde HelpMyCash. 

5 Ahorrar en compras

Un 15% en moda, un 10% en vuelos, un 5% en restauración, un 3% en gasolineras… Aunque muchos clientes lo desconocen, muchas tarjetas permiten ahorrar en compras al pagar con ellas. Generalmente, los descuentos se aplican sobre una serie de comercios en concreto y el sistema para aprovecharlos varía de una entidad a otra, por lo que hay que conocer la letra pequeña. En este sentido, podemos tener una segunda tarjeta para aprovechar estas ventajas, por ejemplo, para llenar el depósito de nuestro vehículo a un mejor precio. 

El móvil, la alternativa a las tarjetas

Una solución para que nuestra cartera no abulte demasiado es vincular nuestras tarjetas a un wallet y pagar con el móvil. La mayoría de los bancos dispone de su propio monedero virtual al que podremos asociar sus propias tarjetas. No obstante, si queremos llevarlas todas en una misma app, los wallets independientes son la solución. Apple Pay permite añadir en un mismo dispositivo hasta ocho tarjetas, salvo en el iPhone 8 y modelos posteriores, en los que se pueden vincular hasta 12. Google Pay no limita el número de tarjetas que se pueden vincular. Samsung Pay, por su parte, admite hasta 10 plásticos distintos. 

Pero, incluso aunque paguemos con el móvil, sería recomendable llevar, como mínimo, una tarjeta física con nosotros. ¿La razón? Podríamos perderlo o podría quedarse sin batería. 

Para ganar seguridad, podemos llevar las tarjetas que no usemos congeladas. La mayoría de los bancos permite bloquear temporalmente sus tarjetas a través de sus apps y volverlas a activar con un par de clics cuando queramos volverlas a usar.