Según informaciones publicadas por el importante medio Wall Street Journal, las autoridades chinas están pidiendo a los gobiernos locales que se preparen para la posible caída del endeudado Grupo Evergrande. Lo hacen citando como fuentes a ciertos funcionarios del gobierno de la potencia asiática que estarían familiarizados con el debate que está generando el importante […]
BolsasSegún informaciones publicadas por el importante medio Wall Street Journal, las autoridades chinas están pidiendo a los gobiernos locales que se preparen para la posible caída del endeudado Grupo Evergrande.
Lo hacen citando como fuentes a ciertos funcionarios del gobierno de la potencia asiática que estarían familiarizados con el debate que está generando el importante grupo inmobiliario chino del país y cuya caída tendrá consecuencias para su economía.
Tal y como muestran estas información, se ha encargado a los gobiernos locales que eviten los disturbios y mitiguen el efecto dominó en los compradores de viviendas y en la economía en general.
Y es que Evergrande, que es nada menos que la segunda empresa promotora inmobiliaria más grande de China, tiene que hacer frente a un pago de 83,5 millones de dólares en intereses de un bono offshore de 2.000 millones de dólares y 47,5 millones de dólares en intereses de un bono que vence la próxima semana.
Desde la agencia Reuters recalcan que “ambos bonos entrarían en periodo de mora si Evergrande no liquida los intereses en los 30 días siguientes a las fechas de pago previstas”.
La problemática ha llegado debido a los problemas que ha tenido cuando Pekín endureció las normas en su sector inmobiliario para frenar los niveles de deuda y la especulación.
Ya ayer vimos movimientos también por parte del gobierno chino en ese sentido. Así, la acción del Banco Popular de China, que inyectó nada menos que 90.000 millones de yuanes (unos 13.900 millones de dólares) en el sistema bancario, hizo que los ánimos se calmaran en los parqués.
La preocupación inversora se centra ahora en contener la caída, para que no se extienda a los acreedores, tales como los bancos de China y del extranjero.