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¿Es una temeridad operar en bolsa sin colocar niveles de stop?

Depende. La clave está en el tipo de inversor que uno sea. “Al pequeño inversor yo le recomendaría que ponga siempre stop, pero no en cualquier sitio, sino por debajo de soportes muy importantes y a sabiendas de que algunos te van a saltar”, asegura David Galán, responsable de renta variable de Bolsa General. Cuestión […]

Bolsas

08 abr 2019

Depende. La clave está en el tipo de inversor que uno sea. “Al pequeño inversor yo le recomendaría que ponga siempre stop, pero no en cualquier sitio, sino por debajo de soportes muy importantes y a sabiendas de que algunos te van a saltar”, asegura David Galán, responsable de renta variable de Bolsa General.

Cuestión distinta sería si debe hacerlo siempre o no un inversor profesional. “Siempre es más difícil tomar en caliente la decisión de vender que tener un stop puesto porque el problema es la falta generalizada de disciplina”, destaca. Pero reconoce que es cierto que “cuando llevas 20 o 30 años en el mercado tienes los nervios más templados y puedes ser capaz de hacerlo”. Es el caso, por ejemplo, de Margarita Rivas, trader y consejera de Magerit Valor Sicav, que reconoce que “si estoy fuera de la pantalla sí pongo nivel de stop pero creo que este debe estar en la mente porque si lo pones en la máquina o en el mercado te lo ven y los creadores de mercado van a cazarlo y a barrerlo”, apunta.

Perfil de inversor patrimonialista

Miguel Méndez, analista de Big Deal Capital, defiende que si uno es un inversor de perfil patrimonialista que tiene valores con buenos fundamentales, que quiere una rentabilidad por dividendo y que al final lo que busca es que, a medio plazo, haya una diferencia positiva entre el precio de entrada y de salida de un activo, “no es necesario que ponga niveles de stop. Lo veo más para un perfil de inversor especulador que hace trading a más corto plazo”, señala.

Para Marc Ribes, analista y trader de Blackbird, también es importante el uso de este instrumento para cortar las pérdidas en el caso de este perfil más especulador. “Si estás utilizando instrumentos complejos y te apalancas en tu posición la única manera de limitar el riesgo y de proteger el capital es mediante una orden stop loss”. Sin embargo, “en una operativa en contado, con horizonte a largo plazo y en una cartera bien diversificada en la que invertimos, por ejemplo, el 5 por ciento de nuestro capital en un valor, la incidencia que tiene la volatilidad en el precio es menor”. En este segundo caso, el uso de stop –defiende- no es tan necesario.

¿Dónde colocar un stop?

Lo primero que hay que tener en cuenta es el tipo de activo en el que se invierte: acciones, divisas, índices... A partir de ahí, es clave estudiar la volatilidad de ese activo. “Hay que saber cuál es el histórico de volatilidad de la compañía o activo en cuestión, hay que ver cómo se mueve en relación a su índice de referencia y luego hay que realizar su análisis técnico”, apunta Miguel Méndez.

El tema no es baladí porque el nivel de stop en un valor que da fuertes bandazos, que soporta una importante volatilidad, no se sitúa igual que en un valor más “tranquilo”. En todo caso y como punto de partida, Méndez aconseja “no colocar nunca el stop en el precio de soporte porque el mercado tiende a tocarlos e incluso a hacer mechas de extensión de movimiento para barrer posiciones largas”. Es decir, recomienda dejar un filtro de al menos un 1-1,5% hacia abajo.

Acompañar el movimiento

Desde Bolsa General, David Galán destaca que “los inversores suelen tener mucha prisa por ajustar los stop” una vez que una estrategia resulta ganadora y el precio se aleja para arriba. “Es el mercado el que te dice cuándo es el momento de subirlo. Yo suelo tardar en hacerlo salvo que el precio suba muy rápido y vaya haciendo mínimos crecientes. No es un tema de subir el stop ni cada día ni cada semana”, apunta.

Y en esa línea insisten desde Big Deal Capital. “Una vez que el valor nos dé un colchón, un margen de beneficio suficiente nos podemos plantear mover el stop”, asegura Miguel Méndez. Y en ese cambio se pueden seguir diversas estrategias. Una sería colocarlo en nuestro punto de entrada, es decir, apostar a que la acción continuará con el movimiento alcista pero si nos sale mal, no perdemos. Otra podría ser “colocar un stop ceñido a la cotización del valor para que, en caso de que el mercado gire, recoger mi porcentaje de ganancia pero sin cerrar a mercado para ver si continúa con el movimiento que yo espero”, señala.

En definitiva, cada cual debe trazar su estrategia de movimiento de stop en función de varios factores. Por ejemplo, de nuestro grado de conformidad con lo logrado y de las expectativas de evolución del activo, entre otros. Pero esa estrategia debe partir de una base clara: un partido que vamos ganando no se puede perder.

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