Los gobiernos necesitan pedir más préstamos para cubrir los déficits de ingresos fiscales y los gastos adicionales en seguridad social y salud. Es muy probable que los déficits superen los máximos observados durante la crisis financiera global, lo que significa que la deuda seguramente aumentará hasta niveles astronómicos. “Para la mayoría de los países, esto […]
BolsasLos gobiernos necesitan pedir más préstamos para cubrir los déficits de ingresos fiscales y los gastos adicionales en seguridad social y salud. Es muy probable que los déficits superen los máximos observados durante la crisis financiera global, lo que significa que la deuda seguramente aumentará hasta niveles astronómicos.
“Para la mayoría de los países, esto es manejable con la ayuda de la política monetaria. Sin embargo, en la zona euro, la política monetaria, aunque flexible, está limitada en su capacidad de ayudar”, señala Azad Zangana, economista y estratega senior de Schroders. La política fiscal de la UE se está moviendo actualmente mucho más rápido que su habitual ritmo glacial, pero todavía hay grandes interrogantes sobre cómo los países afrontarán los costes heredados de la crisis.
“Algunos verán esto como el final del camino para la “patada hacia adelante”. Los rendimientos de los bonos en la Europa periférica han estado subiendo, forzando al BCE a regresar con paquetes de estímulo más grandes. Los cabos sueltos de la eurozona están expuestos y amenazan con desenredar el tejido mismo de la unión monetaria. Italia es el principal candidato para ser la primera víctima. Su alto endeudamiento y la falta de crecimiento económico requieren políticas que son o bien ilegales en la zona euro, o políticamente desagradables a nivel nacional”, explica el experto.
Según Zangana, Italia destaca como el candidato más probable para salir de la eurozona por varias razones. En primer lugar, con una deuda bruta estimada en un 135% del PIB en 2019, se enfrenta a un importante desafío tanto para pagar los intereses de su deuda como para su refinanciación.
Por otro lado, destaca que: “la falta de crecimiento en Italia es una de las razones fundamentales de sus malas finanzas públicas y de que se esté acercando al punto en que su deuda se vuelve insostenible. Incluso antes de 2009, aunque Italia estaba creciendo a un ritmo razonable, lo hacía con un escaso crecimiento de la productividad y perdiendo competitividad en los mercados internacionales. Durante la crisis de la deuda soberana europea y la subsiguiente crisis de la deuda soberana europea, Italia no logró reformar sus mercados laborales y no consiguió el éxito de Irlanda, España y Portugal en la recuperación de la competitividad”.
Por todo ello, el experto de Schroders avanza que Italia solo tiene dos opciones: “primero, puede tragarse su orgullo y entrar en un programa ESM, que también podría desencadenar Transacciones Monetarias Directas (OMT) del BCE. Esto permitiría al BCE comprar exclusivamente deuda italiana. Sin embargo, esto significaría un fuerte escrutinio e insistencia en las reformas; La segunda opción sería rechazar la ayuda y dejar tanto la zona euro como la Unión Europea, con la deuda convertida a la nueva lira italiana, provocando incumplimientos técnicos. Esto también permitiría a Italia devaluar su moneda y reparar su competitividad. El aumento de la inflación y el crecimiento contribuirán en gran medida a estabilizar las finanzas públicas, aunque el coste humano y la erosión de la riqueza privada serían enormes”, concluye.