El IPC de los Estados Unidos se ha situado en el 8,3% para el mes de agosto, esto supone una ligera moderación con respecto a julio, donde fue del 8,5%. Pero, el mercado esperaba que descendiera hasta el 8,1%, algo que no ha sido finalmente así. Además, de forma mensual, el IPC subió un 0,1% […]
El IPC de los Estados Unidos se ha situado en el 8,3% para el mes de agosto, esto supone una ligera moderación con respecto a julio, donde fue del 8,5%. Pero, el mercado esperaba que descendiera hasta el 8,1%, algo que no ha sido finalmente así. Además, de forma mensual, el IPC subió un 0,1% con respecto al mes de julio, donde se mantuvo plano con respecto a junio.
Pero, la mayor preocupación está en el dato de la inflación subyacente, que se ha disparado. Subió en julio un 6,3% (frente al 5,9% del mes anterior y dos décimas más del 6,1% esperado para agosto). En términos mensuales ha subido más de lo esperado, incluso el doble de lo esperado. La escalada con respecto a julio es del 0,6%.
Un dato del que la agencia Fitch ha dicho lo siguiente: "No vemos realmente nada aquí que haga que la Fed quiera optar por un ritmo más lento", con una inflación de los servicios superior al 6% anual. "Esta última es la mayor preocupación, alimentada por una aceleración de la inflación de los alquileres que parece tener bastante más recorrido".
Por su parte, el presidente de EE.UU., Joe Biden, afirma que "se necesitará más tiempo y determinación para bajar la inflación" tras la publicación de los datos del IPC.
Con todo ello, los expertos creen que el endurecimiento monetario será la norma de ahora en adelante. "A menos que veamos una mejora sustancial del IPC subyacente, la Reserva Federal se inclinará por aplicar una política monetaria más restrictiva durante más tiempo para frenar la demanda agregada, en un intento de restablecer la inflación al objetivo del 2%, un objetivo que probablemente no sea alcanzable a corto plazo", explica Jon Maier, Chief Investment Officer, Global X.