La inflación es un fenómeno económico que se da cuando los precios suben y el valor del dinero cae. Generalmente, suelen darse cuando los bancos centrales inyectan dinero al mercado acrecentando la oferta de dinero disponible. Por tanto, es algo que no deben olvidar los ahorradores, ya que el valor del dinero cae cada año […]
BolsasLa inflación es un fenómeno económico que se da cuando los precios suben y el valor del dinero cae. Generalmente, suelen darse cuando los bancos centrales inyectan dinero al mercado acrecentando la oferta de dinero disponible. Por tanto, es algo que no deben olvidar los ahorradores, ya que el valor del dinero cae cada año debido a la inflación. La media anual suele estar situada en el 2%, lo que se traduce en una pérdida de valor del 20% en 10 años. Sin duda, esta es una de las razones por las que muchos ahorradores invierten, pero la inflación también afecta a la inversión ya que puede reducir el valor de la rentabilidad.
Desde la gestora AXA IM han publicado un informe en el que alertan de los riesgos inflacionarios: “Si bien es razonable esperar que la inflación se acerque al 0% en 2020, el impacto combinado de la mayor relajación monetaria coordinada a nivel mundial y el estímulo presupuestario sobre la inflación aún está por verse. La recuperación económica que eventualmente seguirá, puede ver algunas presiones inflacionarias significativas como fue el caso después de la Gran Recesión de 2008 o el desastre de Fukushima. En cualquier caso, el mercado podría tener que fijar el precio de la inflación más alta en cierta medida, y los niveles actuales del mercado parecen demasiado deprimidos en nuestra opinión desde esta perspectiva”.
Por su parte, desde Bank Degroof Petercam sostienen que la inflación puede aparecer en el medio y largo plazo. “Estamos entrando en un shock importante de oferta y demanda. La oferta limitada provocará que los precios de algunos productos (principalmente los alimentos y manufacturas) tiendan al alza, mientras que la escasez de demanda empujará los precios del petróleo y otras materias primas a la baja. En conjunto, el efecto debería tender hacia una desinflación, ya que la debilidad de la demanda probablemente durará más tiempo que los efectos de la interrupción de la oferta”, comentan desde el banco.
Sin embargo, advierten de que la inflación general primero se sumergirá en territorio negativo antes de que probablemente se dispare de nuevo con la recuperación económica. “Así pues, a crisis podría tener consecuencias inflacionistas a largo plazo, dado el enorme estímulo fiscal y monetario que se está proporcionando y el riesgo de que los gobiernos aumenten su deuda”, explican.
Aunque se espera que el bombeo de dinero de los bancos centrales podría producir una hiperinflación, Esty Dwek, (Head of Global Market Strategy Natixis IM Solutions, Natixis IM) no cree “que suceda ahora” porque, aunque la QE aumenta las reservas de los bancos, si no hay apetito por estas reservas, “el precio del dinero no aumenta y, por ende, tampoco lo hace la inflación”. Pero, sí espera que “muchos países trasladen la producción sanitaria y de defensa a su región, lo que hará aumentar los costes de producción y salarios y, por lo tanto, los precios al consumidor”.