Los datos macroeconómicos en Estados Unidos no son especialmente alentadores. El ISM manufacturero ha registrado una caída de 1,3 puntos, situándose en 47,8, lo que supone el nivel más bajo desde 2009. A esto se le suman los malos datos del sector servicios, que en septiembre reflejó descensos en las mediciones de producción y nuevas órdenes, que cayeron a mínimos de tres años. La medición del empleo en el sector de servicios retrocedió a 50.4 el mes pasado, su menor nivel desde febrero de 2014, desde 53.1 en agosto.

A estos datos habría que sumar el del desempleo en los Estados Unidos, que puede ser el detonante para hacer que la Reserva Federal se decante claramente por una nueva rebaja en los tipos de interés. El mercado, concede en la actualidad una probabilidad del 93% a que la Fed baje los tipos en la próxima reunión fijada para el 30 de octubre. Lo más destacado es que hace solo unas semanas las probabilidades eran del 72%.

Pero no solo eso, según datos de CME Group, la probabilidad de un nuevo recorte de tipos en diciembre ha subido hasta el 53% desde el 38% en apenas una jornada. Por lo tanto, el mercado anticipa que los intereses bajarán hasta el 1,25%-1,50% a finales de año.

División en la Fed

En el seno de la Reserva Federal no hay unanimidad, ni mucho menos. La rebaja en los tipos del mes de septiembre se produjo con 7 votos a favor y 3 en contra y la tensión entre los miembros del organismo ha ido en aumento. Según destacan desde Omega IGF, “las nuevas proyecciones sobre los tipos de interés mostraron que los miembros de la Fed esperan que los tipos se mantengan dentro del nuevo rango durante 2020. Sin embargo, siete de 17 funcionarios pronosticaron un recorte más en 2019, y otros cinco, en cambio, creen que se necesita una subida antes del final del año”.

Por eso, aunque el mercado ha elevado la probabilidad de un nuevo recorte en los tipos de interés, la división interna hay que tenerla en cuenta.