A pesar de que el mercado financiero parece que está recuperándose, en parte gracias a los estímulos aprobados por la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, las perspectivas económicas no son nada buenas. Una de las regiones más afectadas por el COVID-19 es la Eurozona, pero no solo por el número de contagios, sino […]
BolsasA pesar de que el mercado financiero parece que está recuperándose, en parte gracias a los estímulos aprobados por la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, las perspectivas económicas no son nada buenas. Una de las regiones más afectadas por el COVID-19 es la Eurozona, pero no solo por el número de contagios, sino también por las consecuencias económicas que va a provocar esta pandemia vírica.
El confinamiento como medida de protección sanitaria generará un fortísimo impacto en el PIB de la Eurozona. Una cuarentena que durase dos meses (como en China), con el 90% de la población cumpliendo y reduciendo el consumo en un 70%, provocaría unos efectos en el crecimiento del -5% (trimestral). Esto se traduciría en que el crecimiento de 2020 en Estados Unidos fuese del -2,9% y el de la Eurozona del -3,6% (interanual), “lo que representa la normalización del crecimiento en la segunda mitad del año. Así, de acuerdo con el escenario central de Ungestion, 2020 debería ver la primera recesión global desde la Gran Crisis Financiera”.
Una visión pesimista también compartida por los economistas de PIMCO, Nicola Mai, Konstantin Veit y Peder Beck Friis, quienes aseguran que es “prácticamente seguro que Europa experimentará una recesión muy profunda, con caídas de dos dígitos en el PIB, en términos anualizados, durante la primera mitad del año”.
Pese a la fuerte caída que se va a experimentar en el corto plazo, que excederá a la de 2007 y 2008, “la recesión no está provocada por desequilibrios fundamentales, sino por distorsiones en la actividad provocadas por las medidas autoimpuestas para contener el virus”, afirman. Esto significa que, por muy profunda que sea, “la recesión no necesita ser larga y puede ser seguida de una fuerte recuperación en U o en V. Para que esto se cumpla es necesario que el virus se contenga en un horizonte de tiempo razonable y que se dé una respuesta política bien calibrada para evitar un daño económico prolongado”, apuntan.
Más pesimista es la visión de McKinsey & Company, que sitúa la recuperación para el tercer trimestre de 2023 en el peor de los casos, que sería una prolongación duradera del confinamiento. Mientras que, en el mejor escenario la recuperación llegaría en el primer trimestre de 2021.
¿Qué hay de los estímulos?
La Reserva Federal ha aprobado un plan de compra de deuda ilimitado, mientras que el Senado y la Casa Blanca dieron luz a un paquete de medidas de 2,3 billones de dólares. Por su parte, en Europa también se han aprobado estímulos, por parte del BCE se van a comprar 750.000 millones de euros en deuda, se han mejorado las condiciones de financiación y se están valorando otras medidas. “Los esfuerzos en política monetaria y fiscal tomados hasta ahora van en la dirección correcta, pero probablemente no son suficientes. El principal riesgo es la caída de varias empresas y la pérdida de empleos y renta significativa por parte de los consumidores”, comentan en PIMCO.
Sobre los coronabonos, que reclamó España e Italia, “ni que decir tiene que a países como Alemania, Países Bajos o Austria no les hace mucha gracia compartir obligaciones de pago con otros como Grecia, Italia o España. La situación se asemeja a cuando hacías un trabajo en grupo y te ponían con el compañero más vago: sabías que al final ibas a hacer tú todo”, señala Salomé Bouzas Romero, de Tressis.