El jueves S&P 500 terminó muy bajo después de un informe de que un medicamento antiviral experimental para el coronavirus fracasó en su primer ensayo clínico, lo que afectó el optimismo de los inversores. Los tres principales índices bursátiles retrocedieron de ganancias superiores al 1%. La sensibilidad del mercado a las noticias relacionadas con las terapias de coronavirus refleja la desesperación de los inversores por cualquier indicio de cuándo la economía global podría comenzar a volver a la normalidad.

Los índices bursátiles de EE.UU. se han recuperado este mes debido a una serie de estímulos mundiales, pero el índice de referencia S&P 500 permanece más de un 15% por debajo de su máximo histórico, ya que el empeoramiento de los indicadores económicos presagia una profunda recesión mundial.

En apenas un mes, desde los máximos históricos que marcaron los índices neoyorquinos a mediados de febrero, Wall Street se desplomó más del 35%. Esto además provocó el mercado bajista más rápido de la historia con una caída superior al 20%.

El índice de volatilidad CBOE se ha retirado de los picos de 12 años alcanzados el mes pasado, pero se mantiene muy por encima de los niveles observados en los últimos dos años y los analistas han advertido de otra venta masiva a medida que las empresas estadounidenses emiten pronósticos preocupantes para el año.

Macro semanal

Esta semana el Departamento de Trabajo publicó el informe semanal de reclamos de desempleo que ascendieron a 4,4 millones. En las últimas cinco semanas, 26 millones de estadounidenses perdieron sus empleos y la tasa de desempleo se estima en el 15%. Aún así, muchos creen que lo peor del impacto de la pandemia de coronavirus en el mercado laboral ha terminado.

Esta semana se aprobó una nueva ronda de estímulo de 484.000 millones de dólares para activar la economía de EE.UU., destinado sobre todo a financiar pequeñas empresas y ayudar a los hospitales afectados por la pandemia de coronavirus. Se trata del cuarto proyecto financiero en un mes para luchar contra los efectos del COVID-19. En conjunto, las cuatro medidas ascienden a aproximadamente 3 billones de dólares. 

El Tesoro estadounidense ha dicho a las compañías que cotizan en Bolsa que deberían devolver los préstamos recibidos en los últimos días del estímulo financiero del gobierno federal que se agotó rápidamente. Las grandes empresas que obtuvieron préstamos provocaron la ira de las pequeñas empresas y sus defensores. En los últimos días, compañías como Shake Shack, Kura Sushi USA y Sweetgreen, cedieron bajo el escrutinio público y anunciaron planes para devolver los fondos. Según el Tesoro los prestatarios deben certificar “de buena fe" que necesitan absolutamente los préstamos para seguir operando.

Reaperturas

A pesar del dinero que el gobierno inyecta a la economía, algunos estados han decidido reabrir la actividad económica sin cumplir si quiera con el dictado del gobierno federal. Georgia, Tennessee, Texas, Ohio y Montana han anunciado planes para permitir rápidamente el regreso a los negocios para algunos lugares de trabajo que se ordenó cerrar en un intento por frenar la propagación del coronavirus. En Georgia desde el viernes ya están abiertos los gimnasios, peluquerías, boleras, salones de tatuajes y masajes. Carolina del Sur comenzó a aliviar las restricciones el lunes. Florida abrió algunas de sus playas el viernes pasado. Esos planes han sido criticados por expertos en salud pública podrían desencadenar un nuevo aumento en los casos de contagiados y muertos. 

El sindicato United Auto Workers ve muy precipitado y demasiado arriesgado” reabrir el sector automotriz a principios de mayo, citando datos científicos insuficientes y pruebas de coronavirus para garantizar que los lugares de trabajo estén seguros.

La advertencia se produjo el jueves por la tarde cuando General Motors, Ford y Toyota dieron nuevos pasos para reabrir las operaciones de fabricación de vehículos en América del Norte en un entorno donde la demanda del consumidor es incierta y la seguridad de los trabajadores es primordial. “Recomendamos encarecidamente a nuestras empresas en todos los sectores que una fecha de principios de mayo sea demasiado pronto y arriesgada para nuestros miembros, sus familias y sus comunidades”, decían dese el sindicato.

Se publicaron además otros datos económicos. El PMI sufrió un desplome sin precedentes en abril dejando la actividad del sector privado de Estados Unidos en un mínimo de toda la serie de 27,4 puntos, frente a los 40,9 puntos de marzo. Esto anticipa una “contracción histórica" de la economía en el segundo trimestre. En el caso del sector servicios, el índice adelantado de abril está en un mínimo histórico de 27 puntos, frente a los 39,8 puntos de marzo. Por su parte el sector manufacturero se ha situado en el 36,9 puntos, en mínimos de los últimos 133 meses.

Capital Economics pronostica una contracción del 5,5% en las economías mundiales este año, empequeñeciendo la caída del 0,5% observada durante la crisis financiera mundial. "Una vez que el virus esté bajo control, la producción debería recuperarse, pero llevará años volver a su ruta anterior al virus", según los expertos de Capital Economics."La interrupción relacionada con el coronavirus provocará la caída más pronunciada del PIB mundial desde la Segunda Guerra Mundial”. 

Resultados corporativos

En cuanto a los resultados empresariales o perspectivas de crecimiento de algunas empresas, destaca Intel que a pesar del aumento a corto plazo de la compra de PCs pronosticó ganancias del segundo trimestre por debajo de las previstas debido a la incertidumbre económica causada por la pandemia. Tras anunciar esto, sus acciones cayeron un 6%. La crisis de COVID-19 ha arrasado la industria de los semiconductores, interrumpiendo las operaciones a medida que las órdenes de cierre afectan a los países de la cadena de suministro de chips. El líder de la industria de chips, Texas Instruments, cayó un 4,21%.

IBM también bajo, un 3.03%, después de que la compañía retiró su pronóstico anual 2020.

Algunas de las tecnológicas son las que siguen marcando máximos históricos, como Amazon o Netflix (que ganó 15,8 millones de clientes de enero a marzo), y los inversores tienen claro que durante la pandemia el sector tecnológico seguirá subiendo, incluso apuntan a que generará el 23% de las ganancias de 2020 en el parqué neoyorquino.

Petróleo 

Los precios del petróleo subieron el viernes, ganando terreno ya que algunos productores como Kuwait dijeron que iban a reducir la producción rápidamente para tratar de contrarrestar la evaporación de la demanda mundial de combustibles causada por la pandemia de coronavirus.

Todo en una de las semanas más tumultuosas en la historia del comercio de petróleo, con West Texas de EE.UU. cayendo en territorio negativo, quedando en el -37,63 por barril el lunes, lo que significó una pérdida de 55,90 dólares frente a la sesión anterior, mientras que Brent golpeó a un mínimo de dos décadas. 

En virtud de un acuerdo entre la OPEP y productores asociados como Rusia, los recortes de producción equivalentes a 9,7 millones de barriles de petróleo por día comenzarán a partir de mayo.

El sector petrolero del país ya se está viendo afectado y el presidente Donald Trump quiere evitar la inminente ola de quiebras y despidos masivos en la asediada industria petrolera de Estados.Unidos. Trump tuiteó el martes que instruyó a los secretarios de los departamentos de Energía y Tesorería para “formular un plan” para "poner fondos a disposición" para ayudar a las compañías de petróleo y gas. No se anunciaron detalles, pero Trump dijo que el objetivo es garantizar que "estas empresas y empleos muy importantes estén asegurados en el futuro".

El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo que está considerando un programa de préstamos del gobierno para las compañías petroleras estadounidenses que buscan ayuda federal mientras se enfrentan a la caída devastadora de los precios.

Además, Donald Trump dijo que está considerando detener la importación de petróleo de Arabia Saudí como medida de apoyo a la industria petrolera nacional e informó que comprará 75 millones de barriles de crudo para llenar su reserva estratégica aprovechando la caída histórica de los precios.