Al mes siguiente de que las compañías de transporte colaborativo anunciaran el fin de las hostilidades entre ellas para pasar a trabajar juntas en China, los reguladores antimonopolio del país revisarán la fusión para intentar detectar si esta conllevará un monopolio en el sector que afecte negativamente al consumidor e incumpla la normativa de competencia leal del país.
Uber, con sede en San Francisco, y Didi, su homólogo en China, anunciaron el pasado agosto la fusión de sus operaciones en China, poniendo fin así a una dura batalla en la que ambas empresas invirtieron una gran cantidad de dinero para atraer clientes.
Tras analizar lo perjudicial que estaba siendo la lucha por obtener la mayor cuota de mercado, ambas empresas decidieron poner fin a la pelea y unirse para dominar el mercado del transporte en China.
Tras el anuncio de esta fusión el Ministerio de Comercio ha decidido analizar si la operación no respeta la competencia leal y los derechos de los consumidores.
Estas revisiones antimonopolio son habituales para fusiones o compras de empresas extranjeras en China. La mayoría se aprueba sin realizar cambios, pero los grupos empresariales extranjeros se quejan de que Pekín emplea la regulación para limitar el acceso de foráneos a industrias prometedoras.
Después de que el principio de acuerdo haya supuesto que la combinación de las empresas alcance un valor de 35.000 millones de dólares, las compañías deberán esperar la decisión de los organismos antimonopolio, quienes decidirán si la fusión continua o se ve obligada a deshacerse.
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