Desde JP Morgan AM recuerdan cómo en los últimos años, la Bolsa y la renta fija han vivido una extraña evolución que les ha llevado a comportarse con una correlación pocas veces antes vista en términos de rentabilidad. "Las acciones y los bonos no son ya necesariamente piezas complementarias de las carteras multiactivo", indican desde la entidad.
Así, consideran que las estrategias de fondos no direccionales son capaces de generar rentabilidad en diferentes entornos de mercado, "aprovechando las oportunidades de rendimiento que plantean correlaciones bajas o negativas entre sí y, además, permiten vender mercados, sectores o títulos a corto cuando sus gestores consideran que dichos activos van a experimentar dificultades".
Las inversiones alternativas son una opción para hacer frente a esta difícil correlación entre los mercados tradicionales. Un reciente informe global de la firma Preqin evidencia cómo cuatro de cada cinco inversores institucionales invierten, como poco, en una clase de activos alternativos. Private equity, hedge funds y real estate aparecen como los más demandados.
Las previsiones para estas estrategias no pueden ser mejores. Según datos de PwC , las inversiones alternativas podrían alcanzar los 13 billones de dólares en 2020, duplicando la cifra actual. "Una gama más amplia de inversores, incluyendo los minoristas, podrían acceder a la inversión alternativa, dado que los reguladores irán permitiendo una distribución más generalizada de vehículos regulados específicos, como UCITS alternativos en Europa y los fondos de inversión alternativos en los EEUU", indican los expertos.
Desde Amundi insisten en que no vale con tener muchas clases de activo en cartera. "La asignación a distintos activos suele crear una falsa percepción de diversificación. Por eso hay que ir más allá, buscar subsegmentos y evaluar el valor relativo, controlando duplicidades de riesgo", explican. Así, durante la reciente celebración de un evento en Madrid, Myles Bradshaw, Head of Global Aggregate Strategies de la firma, explicaba como por ejemplo, en renta fija, "hay que pensar global, salir de la Zona Euro adaptando el riesgo para diversificar, no solo para encontrar mayores rendimientos"
"Los inversores deben revisar y ajustar dinámicamente su cartera, reducir los activos de riesgo con el transcurso del tiempo, realizar aportaciones periódicas y considerar el impacto de la inflación", explican también desde el IEB.
Una idea compartida por el grueso de las gestoras de fondos. Desde Fidelity reconocen que "la asignación de activos puede ser una tarea difícil de dominar, ya que los ciclos del mercado pueden ser cortos y sufrir picos de volatilidad".
Y en este escenario volátil, el liderazgo del mercado puede pasar rápidamente de un sector o segmento a otro. "Los inversores pueden repartir el riesgo asociado con mercados o sectores concretos invirtiendo en diferentes áreas para reducir la probabilidad de concentrar las pérdidas", explican, indicando que combinar en una cartera activos "de riesgo" (acciones, inmuebles y bonos corporativos) con activos defensivos (deuda pública, bonos corporativos de alta calidad crediticia y activos monetarios) puede ayudar a conseguir rentabilidades más homogéneas a lo largo del tiempo.
A su juicio, los fondos multiactivo de gestión activa pueden ser una buena alternativa de diversificación. "Estos fondos generalmente se basan en las rentabilidades estratégicas de los activos a largo plazo y las ponderaciones se gestionan tácticamente en función de las condiciones previstas. Repartir las inversiones entre los diferentes países también puede ayudar a reducir las correlaciones dentro de una cartera y reduce el efecto de los riesgos específicos de los mercados", indican.
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