Enología en femenino. Mujeres que conquistan el mundo del vino

Tres profesionales hechas por y para el mundo del vino. Ángela Lorenzo, directora técnica de Félix Lorenzo Cachazo; Marian Santamaría, enóloga de bodegas Beronia y Pilar García, enóloga de bodegas Álvarez y Díez hablan con DIRIGENTES sobre cultura, vocación y pasión por lo que hacen. Afición, educación y tesón que les ha convertido en reconocidas enólogas.

¿Dónde nace su vocación por el mundo del vino?

Ángela Lorenzo. Siempre digo que nací en el mundo del vino. Mi padre, Félix, fue uno de los fundadores de esta Denominación de Origen y formo parte de la quinta generación de una familia dedicada al mundo del vino. Recuerdo lo duro que fueron para mis padres los primeros años de la creación de la D.O. Rueda, viví su esfuerzo, entrega y dedicación, ese es el principal motivo por el cual este mundo iba acaparando más atención para mí. La mayoría de los juegos durante mi infancia giraban en torno a nuestra antigua bodega. Todo ello es lo que hizo que no dudase cual era mi vocación: el mundo del vino. Y más concretamente: enóloga.

Ángela Lorenzo, directora técnica de Félix Lorenzo Cachazo

Marian Santamaría. Fueron varios los caminos que me acercaron al vino. Por un lado, los estudios, me gustaba mucho la industria alimentaria y, por otro lado, los trabajos de hostelería que realizaba mientras estudiaba, donde me encontré con muchas personas fascinadas por el vino que despertaron mi curiosidad.

Marian Santamaría, enóloga de bodegas Beronia

Pilar García. Mi vocación por el mundo del vino viene de la pasión por la tierra, por la cultura agrícola inculcada en mi familia. Es un mundo apasionante y cada año distinto con muchos matices diferentes. Cada año y cada ciclo son diferentes, por la lluvia, por la temperatura y por todos los factores que la tierra y la planta aportan a la uva. Lo que hace que cada año parezca el primero.

Pilar García, enóloga de bodegas Álvarez y Díez

¿Existió algún referente femenino en su desarrollo profesional?

A.L. A nivel enológico no. Soy la primera mujer de la familia (en cinco generaciones) que ha estudiado enología y que se ha dedicado a vinificar los vinos de la bodega. Mi mayor referente femenino en mi desarrollo profesional es, sin duda, mi madre, Rita Heras. Ella ha sido el esqueleto de la bodega durante toda su vida. Ha sabido llevar su gestión en unos años en los cuales eran contadas las mujeres que estaban al frente de una bodega aquí, en la zona de Rueda.

M.S. En el mundo de la enología como tal no, pero a mi alrededor sí he encontrado mujeres que han marcado mi vida y mi trabajo. En mi familia las mujeres han tenido siempre un gran empoderamiento, ya que por parte de mi madre han sido cinco hermanas muy unidas las que han marcado mucho nuestros pasos. A nivel estudios, recuerdo a alguna de mis profesoras con gran cariño, sobre todo con la que elaboré mi proyecto fin de carrera. Todas ellas confiaban más en mí que yo misma, por lo que siempre les estaré agradecida, su motivación fue fundamental.

P.G. Mi referente para todo ha sido mi madre, me ha apoyado desde el principio. Siempre he admirado su gusto por los detalles, por las cosas bien hechas. Y por conseguir los objetivos que se propone. Eso me ha impulsado a no perder la ilusión por conseguir mis objetivos.

En un sector aún con la figura del hombre como principal referente, ¿cómo es su día a día en sus respectivas bodegas?

A.L. Como el de cualquier trabajador o trabajadora. Trabajo constante, con respeto y en equipo.

M.S. Creo que la enología es una disciplina en la que se ha avanzado muy deprisa y la figura de la mujer destaca tanto como la del hombre desde hace, al menos, una década. Y mi día a día, es como el de muchos, muy ajetreado, como el de cualquier persona que quiere desarrollar a la vez dos grandes proyectos: ¡el profesional y el personal! Pero no puedo quejarme, la enología es un trabajo de equipo, y en Beronia formamos uno excelente. Con buena ayuda siempre se llega más lejos.

P.G. Aunque el mundo de la enología ha sido tradicionalmente masculino cada vez hay más presencia femenina en las bodegas. Mi papel de enóloga y directora técnica durante 20 años en Álvarez y Díez me demuestran que se puede trabajar en igualdad, respeto y valorando las cualidades de cada persona. Sin importar el sexo de cada uno.

¿Se ha quedado como un mero estereotipo o sigue encontrándose con trabas por ser mujer en el mundo vitivinícola?

A.L. La mayor presencia femenina, hoy en día en el mundo del vino, es algo que puede apreciarse en todos los procesos que rodean a su cultura. En Rueda, actualmente, más de la mitad de los equipos técnicos de las bodegas somos mujeres. En Bodegas Félix Lorenzo Cachazo, todos nuestros departamentos están dirigidos por mujeres, también hoy somos más mujeres que hombres en esta bodega y lo digo con mucho orgullo.

M.S. Yo sé que este camino de la igualdad es largo y queda mucho por recorrer, pero mi experiencia personal es buena, me siento bien considerada y no me veo con más impedimentos por ser mujer. Si uno mira a su alrededor en la D.O. Rueda, puede ver mujeres en todos los escalones de la cadena vitivinícola. Para mí, eso es un orgullo y un ejemplo. P.G. Yo estoy rodeada de gente que valora mi trabajo. Me muestra mucho respeto y nos ofrecemos ayuda mutua. No puedo decir que hay ninguna piedra en mi trabajo diario por el mero hecho de ser mujer.

Se suele decir que el “toque femenino” es único. ¿Presencia esa esencia en los procesos de elaboración de sus vinos?

A.L. Sí, claro. La presencia femenina en los procesos de elaboración, venta y consumo es cada vez más relevante en España. Creo que las mujeres hoy en día somos más intuitivas a la hora de catar, ya que el olfato femenino experimenta los aromas con mayor intensidad y encuentra con mayor naturalidad el nombre del olor que identifica.

M.S. Bueno, en nuestro caso en concreto, en bodega somos 3 chicas y 1 chico, así que en un 75% podríamos decir que sí. Bromas aparte, sí aprecio la sensibilidad y el amor por los detalles de las mujeres que trabajan en Beronia, y nos gusta pensar que esto también se transmite a nuestro vino. ¡Salud!

P.G. En cuanto al toque femenino, yo apuntaría más al toque personal de cada uno. Y cada persona es más susceptible a distintos detalles. Me gustaría pensar que los vinos que elaboramos tienen nuestro toque, pero no por el hecho de ser mujer, sino el toque personal.