Existe un discurso demasiado manido en torno a la labor del global del tejido empresarial con la sostenibilidad y respeto medioambiental. Cada vez son más las políticas existentes para que pymes y macroempresas cumplan con la normativa que garanticen el mejor porvenir de la naturaleza, los expertos en sostenibilidad empresarial no tienen tan claro que existan los suficientes recursos para la medición de dicho impacto.

El evento Tendencias en métricas de sostenibilidad liderado por el CEO de Impact Hub, Antonio González, ha contado con la presencia de diferentes personalidades del tejido empresarial, nacional e internacional.

Aportaciones de profesionales que, aunque con diferentes puntos de vistas, y aportando sus razonamientos con fundamentos, han coincidido en el importante momento de transición que está abarcando casi a la totalidad del tejido empresarial español, compuesto mayormente por pymes.

Teniendo en cuenta que el discurso a favor de lo sostenible está plenamente institucionalizado, lo que se debe hacer es acelerar el proceso del cambio. No hay que esperar al año 2050 para cumplir con las políticas verdes impuestas, sino modificar la conducta ya para que surta efecto antes de que sea demasiado tarde.

No se puede obviar el hecho de que las empresas de pequeño y mediano tamaño cuentan con menos recursos, empezando por estar menos respaldados en cuanto a información se refiere. Pero también es ineludible el hecho de que, sin la labor de las pymes en este momento de cambio y evolución, es imposible alcanzar el éxito hacia la sostenibilidad.

La sostenibilidad. Un desafío empresarial

Es un reto empresarial que marca la diferencia entre la competitividad de la empresa y el desarrollo de su actividad dentro del mercado. La sostenibilidad, hoy en día, es el punto de inflexión de cualquier negocio. El desarrollo empresarial ya está supeditado por lo que es o no es sostenible, tal y como indicaba el mánager de Sostenibilidad de AENOR, José Magro, en su participación durante el evento celebrado por Impact Hub Madrid.

Pero para cambiar, se necesita medir cuál es el impacto de la pyme y cómo se puede poner freno a su impacto medioambiental. Las métricas utilizadas, así como la comunicación, empleada por los pequeños y medianos negocios, son fundamental para que atraer la inversión que necesitan. Actualmente, los créditos, más allá de los fondos europeos, está marcados por el ritmo hacia la sostenibilidad y su compromiso con ella por parte de estas.

Más allá de que la legislación obligue a la empresa a comunicar su plan a favor de lo sostenible, esta medida es necesaria para que ese cambio se haga efectivo. Toda métrica resulta estratégica para que se produzca una transformación en la economía y en la sociedad, ya no solo a favor de lo sostenible, sino para cualquier avance que se quiera hacer en la igualdad de género, la innovación o la competitividad empresarial.

La medición como gran aliada de la pyme

El impulso tecnológico está resultando esencial en todo este proceso. La tecnología blockchain está facilitando que en todos aquellos procesos digitales cada vez se consuma una energía inferior. Otro motivo más por lo que se debe considerar la medición, clave para la evolución socioeconómica.

No obstante, no se puede valorar el impacto de una empresa, independientemente de cuál sea su tamaño, sin recurrir a la métrica. Contar con la taxonomía para hacer de la pyme un negocio sostenible, es necesario. Se mide para crecer, para conocer las debilidades y oportunidades, para gestionar mejor el tiempo y llegar a la cima empresarial.

Para todo ello hay que ser transparente como negocio y demostrarlo. No se trata de medir todo con exhaustividad, sino hacerlo con lo tangible, con lo que verdaderamente necesario para que se dé el cambio necesario para la transformación ecológica.

De ello nace la necesidad de homogeneizar los criterios de medición en la pyme a través de estrategias empresariales que estipulen su impacto, basada en una política de sostenibilidad adaptada a cada sector, país y contexto. La diversidad es clave en el proceso de medición, pero esta debe ser el objetivo para cualquier empresa que quiera ser respetuosa con el planeta a la par que con su clientela. En ese aspecto, el tejido empresarial al completo tiene que aprender el mismo idioma.

Adelantarse a las medidas de fiscalidad verde es apostar por un proceso “amable” para que la pyme enfoque su actividad hacia lo sostenible. No se sabe a ciencia cierta si el concepto de greewashing ha tenido mucho o poco que ver en la responsabilidad ecológica en la empresa, pero que el proyecto de sostenibilidad de la pyme ya es un hecho, es innegable.