La especulación financiera avivó el miedo sobre las deudas de los países del sur de Europa durante la anterior crisis. Hasta que Mario Draghi no pronunció el discurso que salvó el euro, el Viejo Continente se veía abocado al desastre. El dirigente italiano apaciguó la situación y a continuación sus homólogos europeos respiraron tranquilos, pero […]
NacionalDirigentes Digital
| 27 abr 2021
La especulación financiera avivó el miedo sobre las deudas de los países del sur de Europa durante la anterior crisis. Hasta que Mario Draghi no pronunció el discurso que salvó el euro, el Viejo Continente se veía abocado al desastre.
El dirigente italiano apaciguó la situación y a continuación sus homólogos europeos respiraron tranquilos, pero conscientes de que necesitaban muchas reformas para evitar los mismos males en el futuro. La banca fue una de las causas de aquella situación. En el caso español, por atarse a la burbuja inmobiliaria.
“La normativa que se generó después de la crisis financiera de 2008 ha permitido que los bancos europeos estuvieran en una posición de capital, de liquidez y de robustez que les ha permitido seguir funcionando de forma relativamente normal cuando la pandemia entró en su fase más crítica”, afirmó José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea, durante un encuentro con el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica.
Precisamente, este martes se ha aprobado la trasposición de dos Directivas europeas a la regulación española, que atañen a requisitos de capital y a la resolución de entidades, ambas incluidas en el llamado “paquete bancario”. El propósito de esas normas es cumplir con los requisitos de Basilea III, concernientes a la salud financiera de los bancos.
Esta legislación procede, por otra parte, de un intento por avanzar en la Unión Bancaria europea. Así, se revisaron las normas de solvencia y gestión de crisis de las entidades de crédito con el fin de aumentar la fortaleza y resistencia del sector bancario. En resumen, su función última es reducir los riesgos del sistema financiero. Por ello, se busca asegurar la solvencia de las entidades financieras y establecer los incentivos para que no asuman riesgos excesivos.
En cuanto a la resolución de los bancos, se ponen las bases para que no se tengan que repetir rescates públicos y se proteja al contribuyente. Esta normativa persigue asegurar que la gestión de la crisis es eficaz cuando la insolvencia es inevitable. En suma, se pretende facilitar la absorción interna de pérdidas por parte del propio banco, de manera que no se tengan que asumir con fondos públicos.
Para Campa, los cambios que se introdujeron después de la crisis de 2008 han permitido que los bancos hayan tenido un papel distinto. “En esta ocasión, la banca ha sido capaz de contribuir a la resolución y no de multiplicar el ciclo de la crisis”, resume.
De ese modo, la salud del sector ha servido para poner en marcha numerosas políticas públicas, como créditos avalados por los estados y diversas moratorias. Todo ello en un contexto inexplorado, “sin grandes alteraciones, los bancos europeos han operado de forma virtual y al mismo tiempo han atendido a sus clientes”.