En un momento en el que los avances tecnológicos acompañan a la sociedad prácticamente a diario, no es de extrañar que aquellos sectores de la industria ganadera o agrícola estén abiertos a la digitalización. Pero, ¿está la España rural capacitada para recibir la tecnología más sofisticada? Se estima que poco más del 60% de las […]
Dirigentes Digital
| 27 ene 2022
En un momento en el que los avances tecnológicos acompañan a la sociedad prácticamente a diario, no es de extrañar que aquellos sectores de la industria ganadera o agrícola estén abiertos a la digitalización. Pero, ¿está la España rural capacitada para recibir la tecnología más sofisticada?
Se estima que poco más del 60% de las poblaciones rurales tiene acceso a banda ancha de 100Mbps, un porcentaje muy inferior al del resto de España, según datos del 2020 del propio Ministerio de Asuntos Económicos y Transición Digital. Es evidente que existe una brecha digital que acarrea muchos más problemas de los que en un principio se pueda pensar, comenzando por la despoblación que ello conlleva.
Se consideran municipios rurales aquellos de menos de 30.000 habitantes y una densidad por debajo de los 100 habitantes por kilómetro cuadrado. Estos han visto como su población joven ha disminuido notablemente y no cabe duda que la falta de la quinta generación de redes de telecomunicaciones a estos lugares tiene mucho que ver.
El hecho de que nos encontramos en un periodo en el que digitalizar (a todos los niveles y sectores) sea una prioridad para las políticas públicas y que los Fondos Europeos de Recuperación se empeñen en hacer llegar el 5G a todos los rincones, resulta paradójico cuando hablamos de esta existente brecha digital. Por tanto, ¿qué es lo que impide que se haga efectivo? ¿El plan de negocios de las compañías no les sale rentable? Más aun sabiendo que, si el 5G llegara a todas las poblaciones rurales, con todas las prestaciones que su red implica, su impacto económico sería altamente positivo.
Trabajar en los problemas de cobertura, en la banda ancha de la red, en la apuesta de las grandes compañías de telecomunicaciones… La diferencia viene marcada por las grandes prestaciones que se necesita por parte del 5G para que, esa España rural cuente con las mismas posibilidades que el resto del país.
Hoy en día, no tener acceso a Internet en el hogar o simplemente, en el dispositivo móvil, parece impensable. Pero conseguir una igualdad tecnológica en todo el país supone mucho más que un acceso cómodo a la red. Educación, sanidad… pero también la ganadería, la agricultura o la alimentación se verían altamente beneficiados de la radicación de la brecha digital.
¿Quién no ha tenido alguna vez problemas de cobertura en una zona cualquiera más alejada de la ciudad? Sin duda, es un filón para aquellas empresas especializadas que ven en la España rural una oportunidad única de expansión para tecnologías tan avanzadas como puede ser la inteligencia artificial.
El problema surge, una vez más, con la escasa formación del sector en nuevas tecnologías, agravado por la más que extendida tendencia a la contratación TTS. Con una herramienta tan cotidiana en otros campos como puede ser la recopilación y posterior análisis de datos masivos, las explotaciones (agrícolas, ganaderas, alimenticias) se podrían monitorizar y agilizar sus procesos de producción. Pero es solo un ejemplo. Una digitalización rural permitiría los mismos trabajos solo que de una forma más precisa.
Al igual que en la industria ganadera se ha avanzado más en lo que respecta a tecnología ayudando enormemente a controlar la salud de los animales, su alimentación, cuidados… en el resto del sector primario se podría hacer igual con la implementación de redes 5G en los trabajos más básicos y a la vez más costosos. Solo queda que las compañías de telecomunicaciones aporten también soluciones para que, junto con las ayudas públicas, la hiperconectividad en las zonas rurales haga desaparecer esta brecha digital que afecta a miles de personas en nuestro país.