Conocer las fórmulas de financiación de empresas es muy importante para llevar a cabo un negocio o proyecto de forma exitosa
NacionalDirigentes Digital
| 18 dic 2023
A la hora de conseguir financiación para una empresa o proyecto empresarial, lo habitual es que la primera mirada se dirija hacia los bancos y demás entidades financieras tradicionales. Sin embargo, a día de hoy existen múltiples alternativas a la financiación convencional.
Conque conozcamos las distintas fórmulas de financiación actuales y qué tipologías de empresas o proyectos empresariales son susceptibles de utilizarlas. Comencemos por la financiación tradicional, que se subdivide en dos grupos: la financiación interna y la financiación externa.
La financiación de empresas interna emplea los recursos propios generados por la empresa o los que proceden del patrimonio particular de sus propietarios o partícipes. Las principales vías de financiación interna son:
Autofinanciación
Consiste en reinvertir totalmente los beneficios obtenidos por la empresa, en lugar de distribuirlos entre los socios o accionistas. De esta forma, se aumenta el patrimonio neto de la empresa y se mejora su solvencia y su capacidad de endeudamiento.
Las provisiones son una especie de autofinanciación parcial. En este caso, en todos los ejercicios se reserva un porcentaje de los beneficios, que no se reparte entre los socios ni se invierte en la empresa.
Las provisiones pueden emplearse para autofinanciarse en el futuro, pero también para hacer frente a posibles pérdidas económicas y a otras contingencias. Es una fórmula óptima para evitar desequilibrios financieros y anticiparse a los riesgos.
En las empresas societarias, una opción adicional es la de proceder a una reducción del capital social, destinando esa parte del capital a la financiación de la empresa.
Obviamente, esta fórmula solo es apta si estos disponen de capacidad económica suficiente para cubrir las necesidades financieras de la empresa. Contra lo que pueda pensarse, se trata de una fórmula utilizada a menudo. En muchas ocasiones, las aportaciones se realizan a cambio de un aumento del peso accionarial de quien realiza la aportación dineraria.
La financiación de empresas externa tradicional procede de fuentes ajenas a la firma que necesita obtener fondos. Hasta hace un par de décadas, estas vías de financiación se limitaban a:
El préstamo para empresas, concedido por un banco o una financiera, es la opción más habitual. Los créditos pueden ser a corto, medio o largo plazo y en distintas modalidades:
• Préstamos para empresas garantizados por los activos tangibles de las mismas (inmuebles, equipamientos, contratos de venta futura, etc.).
• Préstamos para empresas con garantías personales.
• Cuentas de crédito y líneas de descuento.
La empresa emite títulos de deuda (obligaciones, bonos, pagarés, etc.) que representan un compromiso de pago futuro a los inversores que los adquieren. La emisión de deuda puede ser pública (en el mercado de valores) o de colocación privada.
Se emiten títulos de propiedad (acciones) que representan una parte del capital social de la empresa. La emisión de acciones implica ceder una parte del control y de los beneficios de la empresa a los inversores que las compran.
Lo cierto es que muchas empresas en funcionamiento y en ciernes no disponen de margen de maniobra para acceder a las vías de financiación tradicionales. En ese caso, la única opción pasa por emplear las fórmulas alternativas de financiación de empresas, que se caracterizan porque son más flexibles y menos rigurosas a la hora de exigir requisitos:
El fondo o sociedad de capital riesgo inyecta dinero a una start-up o a una empresa con alto potencial de crecimiento, a cambio de una participación accionarial y de influir en la gestión y estrategia de la misma. El único objetivo de los fondos de capital es obtener una alta rentabilidad rápidamente y desinvertir, bien mediante venta directa o por salida a bolsa.
La gran ventaja es que estos fondos se implican muy activamente con la empresa financiada, a fin de que esta obtenga los máximos beneficios.
Muy empleadas por las start-ups en fase de creación o lanzamiento. Los propietarios o partícipes deben presentar sus proyectos de crecimiento, en competencia directa con otros, a inversores privados de muy alta capacidad económica.
Aunque no es sencillo que una empresa sea seleccionada, las cifras obtenidas por las elegidas en una ronda de financiación pueden ser millonarias.
Es una modalidad de préstamo colectivo: una plataforma online pone en contacto a la firma que precisa financiarse con varios prestamistas e inversores que buscan rentabilidad a cambio de la financiación.
Los intereses y plazos se negocian entre las partes interesadas, y es la plataforma la que se encarga de todas las gestiones relativas al procedimiento financiero.
Se trata de otra forma de financiación colectiva en la que muchos inversores aportan cantidades muy pequeñas de dinero, a cambio de una participación accionarial en la empresa o de cualquier otro beneficio (por ejemplo, la entrega de un artículo producido comercializado por la empresa o la prestación de un servicio).
Como en el caso anterior, una plataforma online se encarga de seleccionar los proyectos, verificar la información y facilitar el proceso financiero.
La empresa cede sus facturas pendientes de cobro a una entidad financiera o inversor privado. Este le anticipa el importe de las mismas, de la que se resta la correspondiente comisión.
De esta forma, la empresa obtiene dos beneficios:
• Por un lado, obtiene liquidez inmediata.
• Por el otro, se desentiende de la gestión del cobro de sus facturas pendientes.
Es un servicio por el que la entidad financiera paga directamente los gastos correspondientes a las adquisiciones o nuevos proyectos de la empresa, a cambio de un porcentaje sobre los pagos efectuados. Obviamente, se trata de una fórmula que solo es apta para firmas cuyo balance de situación es muy positivo, puesto que la única garantía de la financiera son los beneficios futuros de la empresa.
Finalmente, la gran pregunta es: ¿mejor las vías de financiación tradicionales o las alternativas? Pues lo cierto es que no existe una respuesta concreta. Por un lado, la financiación tradicional resulta más económica, pero su obtención depende del músculo económico de la firma o de sus propietarios y partícipes, bien en forma de solvencia dineraria o de activos tangibles.
Y si la firma no está consolidada en el mercado, pasa por dificultades o se trata de una empresa en fase de lanzamiento, la fórmula preferente es la financiación alternativa.