En general destaca el Gobierno alemán en esta crisis por una repuesta económica y sanitaria bastante pragmática que se basa en una confianza generalizada hacia las instituciones públicas y en transparencia. Nunca ha sido tan popular Ángela Merkel fuera de su país como ahora. En España, EEUU o en Inglaterra donde hay una gran crispación política, adoran el estilo poco ideológico de la canciller que nunca pierde el tono, que parece modesta y sencilla en su lenguaje a pesar de tener una carrera académica sólida y no comprada como muchos otros políticos. Fue estudiante de física en la Universidad de Leipzig, en la que se doctoró en 1986 con una tesis sobre física cuántica. Pero no hay que olvidar que en 2019 la mujer más poderosa del mundo estaba a punto de dimitir por la presión de la extrema derecha con respecto a su política de inmigración generosa y su gestión económica más bien conservadora.

Ahora en la pandemia ella que ha promocionado la austeridad en todos estos años se ha enamorado de John Maynard Keynes y abre todos los grifos para salvar su país. Gracias a ello Alemania decrece este año según la Comisión Europea “solamente” un 5,6%, mientras una España endeudada hasta más del 100% de su PIB se contrae un 12,4%. Esta situación combinada con un paro que puede estar según Funcas al final del año en un 23% preocupa a las agencias de rating igual que al FMI. Se agrava el ambiente por un descontento político a todos los niveles que expresa la oficina española de la Fundación Konrad Adenauer en un informe sobre la pandemia. Concluye que hay grandes deficiencias administrativas a todos los niveles en España, y también en la independencia de los órganos democráticos y en general poca eficiencia en la ejecución presupuestaria: “Es un síntoma notorio de España que el país únicamente haya invertido el 39% de los fondos estructurales de la UE para el período presupuestario 2014-2020”.

En Alemania reina el “Angst”

El gobierno de Merkel, al contrario, gasta e invierte el dinero en 2020 en tiempo récord y con bastante cabeza. Este cambio de paradigma se explica también por algo típico alemán: La sociedad basa su estrategia política y económica en “Angst”, en miedo, angustia. Así Alemania ha entrado en octubre en un medio cierre del país, aunque comparado con España la tasa de infecciones no es muy alta. “Históricamente, el “German Angst” se ha asentado como el mildiú polvoriento sobre el modesto apetito por el riesgo”, analiza el editor jefe suizo de la revista económica alemana Wirtschaftswoche, Beat Balzli. Mientras tanto, la vida en España se basa en alegría y optimismo lo que se refleja en la cantidad de bares, sitios de ocio y restaurantes que tiene el país para reunirse y pasárselo bien. Algo que ahora es una clara desventaja a la hora de restringir el contacto social. “La ventaja es que el país y sus ciudadanos por tener menos miedo al futuro son más abiertos a nuevas tecnologías que Alemania lo que se ve claramente en el sector financiero”, dice Pedro Gete del IE University.

Crece el descontento con la gestión de Merkel dentro de Alemania

Aunque Alemania demuestra resistencia social y económica en la pandemia, es cierto que el segundo cierre parcial se recibe ya con mucha menos comprensión por parte de la ciudanía que el de la primavera de 2020. Durante un mes los establecimientos de restauración, bares, clubes, discotecas, estudios de tatuajes y masajes se cerraron igual que hoteles y pensiones. “Lo que supone el fin de muchas empresas, da igual qué ayudas se den ahora”, dice el abogado alemán Tim Wirth que trabaja y vive en Mallorca. A diferencia de España, Alemania puede ser generosa con los apoyos: En esta segunda ola de ayudas el punto de referencia es la facturación semanal media en noviembre de 2019 y el importe del reembolso es del 75% por ciento de la facturación correspondiente para empresas con hasta 50 empleados. Se compensa con beneficios estatales anteriores como la asignación por jornada reducida o la ayuda puente. Para las empresas fundadas después de noviembre de 2019, se utiliza la comparación con las ventas de octubre de 2020. Normalmente el dinero llega bastante rápido, “muy diferente a la situación en España”, sabe Wirth. Pero igual que en España universidades, colegios y también empresas, se ven constantemente sometidos a nuevas reglas sin tener los medios ni los conocimientos para cumplirlas.

Los problemas que surgen con, pero no por la pandemia

Claro es que a Alemania la salva por el momento la política de John Maynard Keynes con el plan de tener la segunda deuda más alta de la historia después del actual año 2020. El presupuesto 2021 incluye subidas de impuestos y la creación de nuevos, lo que critican los liberales (FDP) y su líder Christian Lindner: "Ya tenemos la carga fiscal más alta del mundo. Eso es a expensas de la competitividad de nuestros trabajos en la industria y en las empresas medianas". Después, de varios rescates de grandes empresas este año el presupuesto federal para 2021 tiene un volumen total de 413.4 mil millones de euros, 43 mil millones de euros más de lo estimado originalmente. Merkel, con las elecciones de 2021 a la vista aprovecha la crisis, igual que Sánchez con los fondos europeos, para restructurar la economía a una más digital y verde con un foco en inteligencia artificial, 5G y en hidrógeno - todo lo que no se había hecho hasta ahora.

Y en España faltaba mucho por hacer antes de la llegada de una nueva crisis como la del Covid-19. Lejos de los micrófonos casi ningún economista niega que la política de los últimos años de reducir infraestructura hospitalaria y no aumentar los sueldos del personal ha sido una equivocación. “Todas las ayudas que hemos recibido en todas estas décadas de la UE no se han invertido en una mejora de la precariedad y así en un progreso social del país”, critica Javier Díaz-Giménez, economista del IESE. España disponía antes de la pandemia de tres camas por cada mil habitantes, en Alemania son 8. El personal hospitalario se queja desde hace años del bajo nivel de sus salarios. A pesar de tener uno de los mejores sistemas de salud según la WHO y ser el segundo territorio dentro de la UE con menos barreras para acceder a la atención médica, España está a la cola en lo que concierne a la infraestructura hospitalaria. Además, el país debe temer ahora una caída económica muy brusca por no haber restructurado ya su economía a tiempo - “la caída de un volador alto”, escribe el periódico alemán “Die Welt”. Alemania sin duda tiene otra ventaja: para su sector farmacéutico, su distribución de material médico y sus más que 300 laboratorios esta crisis es una enorme oportunidad. Varias empresas biotecnológicas “made in Germany” están ahora liderando la producción y distribución de pruebas, medicamentos y vacunas contra la Covid-19, entre ellos Biontech y Curevac, Centogene y Merck, al última la lidera una española: Belén Garijo.