Este pasado miércoles los ministros de Finanzas de la zona euro discutían por teleconferencia las consecuencias económicas de la epidemia del coronavirus y las posibles medidas para amortiguar su impacto en empresas y sectores tan importantes para el continente como el turismo o los transportes. Europa no sólo teme la interrupción parcial de las cadenas […]
InternacionalDirigentes Digital
| 06 mar 2020
Este pasado miércoles los ministros de Finanzas de la zona euro discutían por teleconferencia las consecuencias económicas de la epidemia del coronavirus y las posibles medidas para amortiguar su impacto en empresas y sectores tan importantes para el continente como el turismo o los transportes.
Europa no sólo teme la interrupción parcial de las cadenas de valor, el lado de la oferta, fruto de la parálisis del sector manufacturero en China y la ausencia que suministros que acarrea a las industrias del continente. También por el lado de la demanda, ya que la cancelación de reservas de hoteles y viajes, de ferias y eventos empresariales o la implantación del teletrabajo suponen una disminución de la demanda interna.
El Eurogrupo está “preparado para usar todas las herramientas políticas apropiadas” al temer “la posible materialización de riesgos bajistas” fue el aviso que salió de la teleconferencia. Mario Centeno, presidente de este organismo informal, guía de la política económica de la UE, habló de “medidas fiscales si fuesen necesarias para apoyar el crecimiento”, teniendo en consideración las circunstancias excepcionales de cada país.
Italia ya ha lanzado un paquete de estímulos económicos valorado en 3.600 millones de euros, que tiene, como primera fase, el permitir los retrasos en el pago de impuestos o de las hipotecas. Centeno reconoció que las “reglas fiscales actuales ofrecen flexibilidad para atender a eventos inusuales fuera del control del gobierno”. Pero la batería de medidas que contempla Bruselas sería más amplia y los técnicos del Eurogrupo, junto a los de la Comisión, ya trabajan en ella.
“Estamos en una discusión muy preparatoria”, reconoce una alta fuente comunitaria que habla, por ejemplo, de “la liquidez a pymes que podrían ofrecer las instituciones públicas de crédito”, como el ICO español. A nivel europeo, “el BEI es uno de los instrumentos que se pueden movilizar”. En paralelo, desde el Eurogrupo han pedido a la Comisión que analice “las implicaciones como ayudas públicas de Estado” que tienen estas medidas temporales a empresas o sectores. “La Comisión está trabajando, la maquinaria está en marcha”, reconoce este alto funcionario europeo, con acceso a las discusiones de los Ministros de Finanzas, que descarta un cambio de las reglas.
Pese a lanzar ese programa de 3.600 millones de euros, las previsiones de economistas y bancos coinciden en que Italia posiblemente sufrirá una contracción de su economía al menos durante el primer trimestre del año. Entraría por tanto en recesión técnica tras un retroceso de tres décimas en su PIB a finales de 2019.
Italia es el país más afectado de la UE por el brote de coronavirus con 148 muertos y casi 4.000 contagiados. Hay, además, cerca de 50.000 personas en cuarentena en pequeños pueblos de la Lombardía y el Véneto. Las dos regiones contabilizan el 30% del PIB trasalpino y el 40% de sus exportaciones. Un documento interno de la Comisión Europea preparado para el Eurogrupo, al que ha tenido acceso Dirigentes, señala que “tras un crecimiento ligeramente negativo del PIB en el cuarto trimestre de 2019 en Italia y Francia, existe el riesgo de una recesión técnica de ambos países en el primer trimestre del 2020”.
El mismo documento recoge que “ante la extensión de la epidemia fuera de China, el impacto en las economías global y de la UE podría ser potencialmente significativo, y en cualquier caso mayor de lo asumido en las Previsiones de Invierno de la Comisión”. Una incertidumbre que comparte el presidente del Instituto IFO, Clemenst Fuest, quien reconoce en conversación para Dirigentes en Bruselas que “todo el mundo está esforzándose para saber lo grande que será la ralentización” al mismo tiempo que ve “inevitable que haya una reducción del crecimiento en China, que tenga un impacto y provoque una ralentización en la economía global”.
Los cálculos internos de la Comisión, y que confirma la alta fuente del Eurogrupo, son que un retroceso del 1% en la economía china se traslada en una caída de entre una y tres décimas en el PIB europeo. Bruselas reconoce que “puede ser necesario revisar” la recuperación en V prevista tras el primer trimestre. Un efecto dominó que Fuest califica como “muy serio” y cita un escenario en el que confluyen tres shocks: “un shock financiero, un shock por el lado de la oferta y un shock en la demanda”.
Las alertas son todavía más grandes en el documento de la Comisión, que se pone en el peor de los escenarios y habla de “un impacto negativo desproporcionado a través de la incertidumbre y los canales de los mercados financieros”. Puede aumentar la morosidad en los balances de los bancos, caer la valoración de los activos y “activarse la espiral viciosa” entre riesgo bancario y deuda pública.