China afronta una situación económica complicada debido a los efectos del “Covid-0”. El Fondo Monetario Internacional, sin ir más lejos, volvió a reducir sus previsiones económicas sobre China esta misma semana, al 3,2% para 2022. La previsión oficial inicial del 5,5% es inalcanzable. Y el desempleo juvenil, en niveles cercanos al 20%, también es preocupante. […]
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| 15 oct 2022
China afronta una situación económica complicada debido a los efectos del “Covid-0”. El Fondo Monetario Internacional, sin ir más lejos, volvió a reducir sus previsiones económicas sobre China esta misma semana, al 3,2% para 2022. La previsión oficial inicial del 5,5% es inalcanzable. Y el desempleo juvenil, en niveles cercanos al 20%, también es preocupante. El elevado endeudamiento del sector inmobiliario chino, si bien no representa una crisis sistémica, está generando desconfianza. Y los gobiernos locales, que deben pagar en muchos casos un test PCR cada dos o tres días, han empezado a tener problemas de liquidez. Solamente para Beijing, la factura mensual en pruebas PCR supera los 720 millones de dólares al mes.
Por el lado positivo, la inversión extranjera directa recibida por China está en máximos históricos, aumentando casi un 30% durante el primer semestre. Ya supera con creces los cien mil millones de dólares. Y Volkswagen, por ejemplo, invertirá 2.300 millones de dólares este año en una empresa china que fabrica chips semiconductores para vehículos, Horizon Robotics. Su objetivo es desarrollar las capacidades de producción autónoma en China, el primer mercado del mundo para la automovilística alemana, que debe adaptarse a los nuevos tiempos. Alemania, junto con Japón, EE. UU. o Corea del Sur está entre los principales inversores extranjeros en China. El canciller alemán, Olaf Scholz, que tiene previsto visitar Beijing tras este congreso del partido comunista, descartó cualquier “desacoplamiento” con la industria china (pese a las presiones de EE. UU.).
El desacoplamiento, agravado por la crisis del Covid-0, amenaza con frenar las transferencias tecnológicas a un país todavía en desarrollo como es China. Y el envejecimiento demográfico también figura entre los desafíos que afronta China a largo plazo. Sin embargo, la transición del modelo “Hecho en China” a otro de productos “Hechos por China”, ha mejorado el tejido productivo. Y mejorado, en consecuencia, el nivel de vida. Ochocientos millones de personas han abandonado la pobreza extrema desde las reformas económicas iniciadas en 1979.