“Verantwortung”, en español responsabilidad, es una palabra que existe en miles de variaciones en alemán y que se expande a todo tipo de aéreas de la sociedad y forma una parte importante de la educación en Alemania, igual que lealtad. Los hijos se van pronto de casa para aprender a volar solos. Es una cultura […]
InternacionalDirigentes Digital
| 30 mar 2020
“Verantwortung”, en español responsabilidad, es una palabra que existe en miles de variaciones en alemán y que se expande a todo tipo de aéreas de la sociedad y forma una parte importante de la educación en Alemania, igual que lealtad. Los hijos se van pronto de casa para aprender a volar solos. Es una cultura de independencia, pero también de responsabilidad cívica. Ahora en la crisis del Covid-19 viendo cada una de las consecuencias económicas, chocan otra vez las culturas diferentes en Europa. El sur y el norte están otra vez enfrentados. Gracias a la UE, desde Varsovia hasta Madrid, tenemos ahora casi los mismos derechos civiles, políticos y sociales. Pero claramente los ciudadanos polacos, franceses, alemanes, italianos o españoles muestran en sus actitudes y comportamientos hacia la sociedad y la política una enorme variación. No hay una identidad europea. En efecto, las culturas nacionales son herederas de tradiciones cívicas, éticas y morales muy distintas.
Ahora hablar de “coronabonos”, un vehículo financiero que permite mutualizar la deuda y los riesgos de todos los países bajo el paraguas de la UE es crear otro problema más, piensan en Alemania y también en Holanda. Para ellos es una falsa solidaridad, porque para ellos son siempre los mismos los que pagan los platos rotos. Además, estos países del norte tienen que luchar contra un euroesceptismo creciente en su país. No hay duda de que el BCE apoyará España y al resto del sur, como lo hizo en 2012, comprando deuda soberana cree Elliot Hentov de State Street Global Advisors. Él ve una situación similar a la de la anterior crisis “cuando los líderes políticos de toda Europa no pudieron ponerse de acuerdo para resolver los problemas de la zona euro y el BCE intervieno”. Pero el Banco Central Europeo no puede siempre ser nuestro cortafuegos. Somos responsables nosotros, todos y también ahora, en una crisis que no tiene culpables a la vista.
Hace poco mi hija me pregunto como Alemania ha conseguido recuperarse tan rápido después de dos guerras perdidas teniendo una tan mala imagen en todo el mundo por los crímenes cometidos por los Nazis contra la humanidad. Era muy difícil explicale, que siempre ha vivido sin preocupaciones financieras y existenciales lo que es una “Trümmerfrau”, estas mujeres que buscaron entre los escombros comida, recolectaron piedras para reconstruir su casa y que se esforzaban, no solamente en salvar a su familia sino a todo un país. Muchas de ellas habían perdido a sus maridos, a sus hijos, pero seguirían con fuerza, el instinto de supervivencia de toda una generación. Claramente había egoísmos y egocentrismos en estos tiempos, pero también había algo como el orgullo de remontar lo que se había perdido. Ahora las guerras son diferentes, son de especuladores, de científicos y son comerciales. El espíritu de luchar para reconstruir un país también ha sido sustituido por el despilfarro y la poca responsabilidad cívica, en unos países más que en otros.
En los tiempos en los que vivimos ahora es importante ser patriótico de verdad independientemente de las ideologías o banderas. El espíritu de estos tiempos debe ser reactivado. Los caseros tienen que ser comprensivos con sus inquilinos en este momento y todos los ciudadanos deben ser responsables, pagar sus impuestos, reducir la economía sumergida y seguir las instrucciones del Estado y, a la hora de pedir ayudas al Estado, deberían reflexionar sobre si realmente lo necesitan. España casi tiene un endeudamiento del 100% del PIB y todavía hay gente que no paga sus impuestos y que trabaja en negro. Las infraestructuras españolas y su sistema de salud están entre los mejores del mundo, pero hay un grupo de gente en España, millones de personas, que necesitan ahora estas ayudas que se han decretado y no tienen alternativas. Pero quién pueda sostenerse sin pedirlas debería activar todas las posibilidades y recortar otras cosas.
Alberto Alemanno, analista económico y profesor del HEC París Business School, cree que los líderes europeos deben actuar mucho más unidos en esta crisis sanitaria. No es el dinero lo que importa ahora, solamente puede aliviar el dolor, porque el COVID-19 nos demuestra nuestras verdaderas debilidades. Pero necesitamos más colaboración científica en Europa, tenemos que “hacer Europa” y esto es más que el BCE inyectando dinero en los mercados. El ya famóso virólogo alemán del hospital Charité en Berlin que ha recibido un gran reconocimiento internacional, Christan Drosten, cree que “es la hora de las clínicas universitarias que deberían estar funcionando en una red europea de conocimiento”. Muchas de las clínicas en Barcelona por ejemplo trabajan ya codo con codo con los hospitales de referencia en Alemania, pero todavía falta llevarlo a un nivel de inversión estratégica privada y pública. Hablar ahora de más deuda generalizada no es la solución. El dinero alivia solamente los problemas urgentes de los millones de autónomos y pequeñas empresas, pero no solución un problema de fondo: La UE debería “hacer Europa” en temas de investigación, logística, educación, pero no tanto a nivel de inyectar más dinero en el mercado. Para consumir es necesaria confianza. La confianza se crea con patriotismo.