Desde que Trump tomara las riendas de la mayor potencia del mundo en enero de 2017 hemos visto como su gabinete ha cambiado considerablemente. Muchos se han ido por decisión propia y otros han sido despedidos directamente por el presidente de Estados Unidos. Entre los más destacados Rex Tillerson, ex secretario de Estado, y James Comey, ex director del FBI. Según publicaba el Washington Post a principios de marzo, la tasa de rotación de la administración Trump se encontraba en un 43%, la cifra más alta vista en la Casa Blanca en más de cuatro décadas, o como dice el centro de investigación sin fines de lucro ‘Brookings Institution’, “es el mayor número de bajas de los últimos cinco presidentes”. La cifra de altos funcionarios que se han caído de la lista de Trump, entre renuncias, despidos y rechazos a cargos, se acerca a los 50, un efecto dominó que afecta a la imagen del país y que podría estar repercutiendo indirectamente en las políticas y economía estadounidenses.